sábado, 3 de enero de 2009

La historia de mi portal de Belén.


A mi mujer, a diferencia de a mí, le gusta la navidad y adornar la casa, poner el árbol, cosas colgando por los muebles, etc.. Lo único que le faltaba era un misterio, pero no un misterio del tipo “¿quién ha matado al Dr. Richard?, sino el del niño Jesús.

Llevaba dos años buscando unas figuras que le gustasen, aunque ninguna se adaptaba a lo que ella tenía en mente. Yo lo único que pedía era que no comprase unas de esas que parecen tan reales que te levantas de madrugada a darle el pecho al niño Jesús por si la Virgen no se ha despertado.

Un poco antes de que empezase la navidad nos fuimos a una gran superficie de jardinería (el Verdecora por si a alguien le gusta el belén de la foto y quiere uno igual) para comprar una flor de pascua que adornase el salón. Que adornar no sé yo, porque de decoración no tengo ni idea, pero de hojas está dejando el salón que da gloria y lo peor es que cada vez que veo que se cae una hoja me veo reflejada en ella y me digo: como tú Pablo, que te estás quedando calvo.

Pues buscando la planta encontró unas figuritas para el belén que le gustaron y dijo que eso era lo que ella llevaba buscando toda la vida y que si podíamos llevárnoslo. Cómo le iba a decir que no, así que cogió las figuras y una caja de corcho que simula el establo donde se produjeron los hechos que en breve pasaré a relatar.

Al pasar por caja, la cajera que era muy simpática y alegre, nos dijo con una gran sonrisa en los labios que por compra superior a nosecuantos euros, nos regalaban a Paquito. Metió la mano por debajo de la caja y sacó un Papá Noel de los que se cuelgan en la ventana aunque en feo. Y no se conformó con darme aquel bicho colgante, sino que además tengo con ella una de las conversaciones más absurdas de mi vida:

Cajera: Pues ahora me tiene que mandar Paquito una postal para ver que está bien, que ya le hemos cogido cariño y lo vamos a echar de menos.

Pablo: Déjate de postales y que te mande un mail que sale más barato.

Cajera: Cuídamelo bien y que no coja frío, que me estudie.

Pablo: No te preocupes que no lo voy a colgar, primero porque no me gusta y segundo porque vivo en un bajo y el primero que pase se lo va a llevar.

Cajera: Bueno, pero dale una vida digna, págale unos estudios.

Pablo: ¿Qué le pague los estudios? Que haga un FP y a los 18 años a la puta calle!!!!

Cajera: (dirigiéndose a Paquito) Me parece que esta familia no te quiere…

Cuando llegamos a casa, mi mujer toda ilusionada empezó a montar el portal y viene al rato muy triste porque falta el rey negro y la mula. Miramos las fotos de la caja y efectivamente no vienen, entonces yo quiero explicar el motivo por el que faltan esas dos figuras.

Los reyes de oriente fueron guiados por una estrella hasta el punto exacto donde nació el Mesías, iban cargados con sus presentes que ofrecer al niño de Dios en agradecimiento por su llegada al mundo.

A medida que sus camellos arrastraban sus jorobas al lugar donde se produjo el nacimiento, el ruido del tumulto se hacía cada vez más fuerte y al estar a pocos metros vislumbraron una gran muchedumbre que se agolpaba en torno a un establo. La mayoría eran pastores que habían acudido a conocer al Mesías, aunque también había tres viejas que habían ido con la bata de guatiné y entre empujones y frases de “qué poca vergüenza, que no dejen pasar a las personas mayores” se acercaban para cotillear.

A la llegada de los tres reyes magos, todo el mundo se hizo a un lado para dejarlos pasar, no porque supiesen quienes eran, sino porque se pensaron que era la guardia civil con el uniforme de gala, y todos los pastores menos unos habían dejado de pagar el sello agrario hacía ya meses. El que la había pagado se abría paso a empujones entre todos con el papel sellado en la Caja Rural y diciendo: “Estoy al corriente, estoy al corriente”.

El primero que habló fue Melchor (el de las barbas blancas), que tras bajar de su camello dijo con voz solemne:

Venimos del lejano Oriente para traer estos humildes presentes al Mesías, yo traigo oro.

La multitud se fundió en un Ohhhh enorme, los pastores se decían que eso sí que era un buen regalo y no las pieles de oveja que habían llevado ellos y que harían volverse loca a todas las madres para encontrarlas y disfrazar a los niños para la función de navidad del colegio.

José le dio un codazo a la Virgen y le dijo por lo bajini y con una sonrisa en los labios: con esto nos quitamos de en medio el leasing de la máquina de la carpintería. No veas el de las barbas blancas si se ha estirado, me ha venido como dedo al culo.

Acto seguido habló Gaspar, el pelirrojo, y dijo, también con voz solemne: yo traigo incienso.

La multitud ya no dijo un Ohh tan grande, las viejas del guatiné dijeron que podía haber traído algo mejor, que mucho chulear de camello y a la hora de la verdad se come un sándwich de jamón york en vez de caña de lomo…

La Virgen María lo vio muy bien y le dijo a José:

- Pues no nos viene mal, porque entre lo mal que huele la mierda del niño y lo que te hiede a ti el sobaco después de tanto andar por el desierto…

-       Mira – contestó José – mejor te callas porque con la pringue que tienes en el pelo vas a tener que lavártelo con KH7 para poder sacarlo a la luz.

-       Tengamos la fiesta en paz José, tengamos la fiesta en paz – replicó María con los brazos en jarra dando por zanjada la conversación.

Los pastores esperaban ansiosos y gritaban: “a ver qué saca el negro (en esa época se podía decir negro sin que nadie se te echase encima por ser políticamente incorrecto). Ese tío que saque ya su regalo”. Las viejas del guatiné apostaban a que su regalo sería el peor. Apareció Georgie Dann con un micrófono cantando: Mami que será lo que tiene el negro.

A Baltasar le empezaró a entrar un sudor frío que se convertía en escalofrío con cada gota que le resbalaba por la espalda. Tenía una gran audiencia expectante de su regalo y llevaba una caja con mirra. Con mirra, señores! ¿Qué iba decir él cuando abriese el cofre? Todo el mundo empezaría a cuchichear, a preguntarse qué era la mirra, a decir que para esa mierda de regalo se podía haber quedado en su pueblo, lo lapidarían, su pobre regalo sería contado de padres a hijos por los siglos de los siglos como el peor presente de la historia.

Así que, dispuesto a impresionar al público, decidió dar un golpe de efecto que nunca le había fallado, se iba a sacar el coca cola de dos litros y con la confusión creada se montaría en el camello y cabalgaría lejos de allí.

Cientos de ojos lo miraban expectantes mientras asió su túnica con ambas manos y comenzó a subirla poco a poco. Al levantar ésta un palmo y medio del suelo se empezó a vislumbrar semejante aparato y el Ohhh del público superó al primer Ohhh del oro.

Las pastorcitas hincaron sus rodillas en el suelo implorando que gente como él fuese la que cuidase el ganado y no los tontos que había ahora con los chalecos de lana y el zurrón oliendo a perros muertos.

Una de las viejas del guatiné le dijo a la otra:

Vieja 1: ¡Qué poca vergüenza! A esto es a lo que vienen, a lucirse, a dar mal ejemplo a los nuestros. Claro, como ellos van siempre corriendo desnudos con el badajo de un lado para otro…

Vieja 2: Si te da tanta vergüenza deja ya de mirar!!!

San José dudaba si el milagro que iba a acontecer esa noche era el nacimiento del niño o la visión de semejante cacharro.

La Virgen María, con las lágrimas saltadas, se repetía una y otra vez que por qué a ella le habían mandado una paloma en vez de a Baltasar.

El revuelo se confundía entre los admiradores y los detractores, estando formado este segundo grupo por los pastores que veían que a partir de ese fatídico momento, sus mujeres le exigirían un armamento similar al del rey mago y ante la imposibilidad de dárselo, se verían obligados a apaciguar sus instintos con las ovejas.

Enseguida tomaron piedras y las empezaron a arrojar contra el pobre rey negro, el cual tomó la mula y salió al galope, jurando que nunca más lo verían. Tan solo los niños que fuesen buenos durante el año recibirían su visita una noche al año para recibir sus regalos.

Y así fue como sucedió, año tras año, el rey Baltasar acompañado de Melchor y Gaspar, entregan sus regalos en la noche de reyes, aunque siempre el más generoso es Baltasar, que intenta quitarse la espinita de la mirra.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Se acabó el parón!


Bueno, ya estoy de vuelta, antes de nada quisiera pedir disculpas tanto por no actualizar el blog como por no pasarme por vuestras casas a ver que se cocía allí.

Este tiempo que he tenido de retirada ha sido a causa del trabajo, no me ha dejado un minuto libre y lo peor, me ha hundido tanto que ni tan siquiera me ha dejado ganas de escribir. Desde que abrí el blog, lo consideré como un espacio para divertirme y si no soy capaz de sonreír mientras escribo, prefiero no hacerlo y es lo que, por desgracia he hecho.

Al final todo se ha resuelto de la mejor manera, mandando a tomar por culo a todos ellos. Sí, he dejado el trabajo!!!!!! La decisión no era fácil, pero desde el momento en que me vi en Urgencias con ataques de ansiedad y el corazón a mil, lo tuve claro, tenía que salir de allí como fuese.

En un principio dejaba el trabajo sin tener otro, pero unos amigos me han contratado. Es un proyecto muy difícil, pero me hace una ilusión enorme, no sólo porque es algo muy bonito, sino porque además es un gran reto, así que estoy muy ilusionado.

Lo único que me queda ahora es curarme de la gripe que he cogido en navidades justo cuando me voy a visitar a mis padres que hace tiempo que no veía. Es que soy el pupas (que se cayó de espaldas y se partió un huevo) es la segunda gripe que cojo en mi vida, y tenía que ser precisamente ahora que puedo descansar y que iba a pasar unos días con mi familia.En fin, de todo de sale y la enfermedad ya está de paso, aunque de vez en cuando se me va la cabeza, y sigo con algo de fiebre…

Bueno, espero que este gran parón que ha tenido el blog sea el último y que de aquí en adelante siga actualizando tan a menudo como pueda.

Un beso enorme a todos y muchas gracias a los que me habéis apoyado en este tiempo, tanto los amigos que tengo a mi lado como los que aparecían a menudo en la bandeja de entrada de mi correo.

 

 

domingo, 30 de noviembre de 2008

Dejo al becario al cargo

Mañana lunes salgo para Amposta (creo que en catalán se escribe L’Amposta, sino es así siento la metedura de pata pero lo importante es participar), en Tarragona. No sé si tendré conexión a internet o no, así que mismo nos pasamos una semana sin vernos. Eso sí, puedo prometer y prometo que trataré de culminar mi misión de conocer lo que esconde el pueblo de L’Ampollá (este si está bien escrito). 

Este fin de semana he tratado de enseñar a Pepe (Zuro como lo conocen en otros foros) los secretos de la blogosfera para que actualice y conteste a los comentarios, aunque no prometo nada porque se ha pasado el tiempo buscando entradas para el teatro y vuelos baratos a Nueva York.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Mi vida como cantante


Ayer no solamente estuve largando mocos a diestro y siniestro, por la noche y tras dos pastillas y rollo y medio de papel higiénico gastados en sonarme, fui a un concierto de Revolver. Nunca había estado en uno suyo y tenía muchas ganas de verlo en directo.

El concierto estuvo muy bien, salvo que se escuchaba fatal. Estábamos sentados arriba del todo, justo al lado de San Pedro (de hecho me comí sus palomitas y me bebí su fanta), y apenas se oía, se ve que los pobres no tenemos derecho a escuchar.

Estando en el concierto me imaginé lo buena que tiene que ser la vida de un cantante, todo el día con la guitarra, cantando, conociendo gente, con el reconocimiento del público. Me quise ver como cantante, pero concluí que no podía ser, que no había nacido para eso.

Para empezar, yo no podría salir con una chupa de cuero a cantar con el calor dan los focos, iría con una camiseta de Suministros Leptis o la que vendía para sacar dinero para el viaje de 3º de BUP. Esta vestimenta me causaría muchos problemas: el público esperando, jaleando mi nombre y yo a punto de salir y mi mujer por detrás: “así no sales, o te cambias o no cantas”. A tomar por culo la creatividad y el estilo underground.

Cuando fuese por la tercera o cuarta canción pararía y diría:

Yo: ¿Quién se echa un cigarrito conmigo? Que en todos los trabajos se fuma.
Músicos: Pero Pablo, ¿cómo vas a dejar a todo el mundo aquí plantado?
Yo: Pues que se vengan, cojones!!
Músicos: Los hay que no fuman...
Yo: Coño, que se tomen una coca cola, es que tengo que estar en todo????

A la vuelta del cigarro y antes de empezar con un nuevo tema hablaría con el público:

Yo: A ver, a ver, el calvo ese de la segunda fila, ¿te puedo hacer una pregunta?
Calvo Sorprendido: Claro, claro…
Yo: Cuando tú tenías mi edad, ¿cuánto pelo tenías? Es que ya a mí se me ve el punto de penalti y para hacerme una idea de qué tiempo me queda para seguir teniendo flequillo.
Calvo: Pregúntale a tu puta madre!!!!
Yo: No si ya se te veía cara de calvo cabrón…

Los finales siempre serían iguales, entraría en el backstage y el público gritaría para escuchar más canciones:

Público: Otra, otra, ooootra, oootra!!!!
Yo: Voy!
Público: Oooootra, oooootra, ooootra, oootra!!!!
Yo: que ya voy hombreeee!!!
Músicos: Pero Pablo, sales o no que la gente está esperando???
Yo: Quillo, po ve saliendo tú que es que estoy meando!!!!
Músicos: joder Pablo, siempre igual, que ahora salimos y la gente lo que quiere es que cantes tú y entre que echas la meaita y te cargas un cigarro nosotros aguantando el tipo…

Saldría al escenario abrochándome la bragueta al tiempo que saludo al respetable y me cago en la madre de la banda.

Otro de los grandes problemas es que todos los músicos tienen nombres raros, ¿alguien ha visto alguna vez a un tío tocando la batería que se llama José María? No, todos se llaman Cuco, Pitu, Chuchi, etc.. Entonces si mis músicos vienen con el nombre ya puesto pues no hay problema, pero si los tengo que poner yo ya se liaría la cosa:

- A la batería ¡¡¡¡el trípode!!!! Un hombre que cuando nació la palmada en el culo se la tuvieron que dar al médico para que se recuperara del susto de ver semejante cacharro.

- Al bajo tenemos al ¡¡¡¡gigante verde!!!! No es que sea muy grande ni de color verde, pero caga como las cabras: guisantes.

- A la guitarra eléctrica ¡¡¡¡el ipod!!!! Le encargues lo que le encargues te responde ¿y pod qué yo, no puede id otdo?.

- Por último decir que me hubiese gustado tener una banda con dos tíos menos que la filarmónica de Londres, pero mi imaginación no da para tantos motes.

Económicamente hablando no sería factible, acabaría en la más de las absolutas de las ruinas, y no porque me lo fuese a gastar en juergas, mujeres y drogas sino porque bajaría el precio de las entradas para que todo el que quisiese pudiese ir, invitaría a refrescos al público por estar allí de pie, cantaría hasta que no quedase nadie para no decepcionar al público, mis conciertos serían interminables porque me pararía a hablar con todo el mundo, diría que se descargasen la música de internet para darle por culo a los de la SGAE, etc.

En fin que menos mal que el único parecido que tengo con Beethoven es que soy sordo, pero hasta en eso me gana el tío, porque yo sólo lo soy de un oído y el de los dos.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Llamamiento general, juntos lo podemos conseguir


Me gustaría usar este blog para hacer un llamamiento a la Comunidad de Madrid en general y a los usuarios de cercanías en particular. Sé que este blog no lo lee mucha gente y, para colmo, la mayoría de los lectores no usan el tren, pero nunca hay que rendirse.

Esta mañana al poco de montarme en el tren empecé a moquear y no tenía con qué limpiarme bueno, con la corbata, pero luego mi mujer se enfada. Así que deseché la idea.
Alimenté la esperanza de que se sentase cerca una muchacha de las que imitan al tío del saco, con esos bolsos enormes que llevan (quisiera recomendarles que mejor usen una samsonite con ruedas que, a la larga, la espalda da la cara) para pedirle un pañuelo de papel. Pero no hubo suerte, sólo se sentaban a mi lado tíos, y por todos es sabido que un hombre no lleva pañuelos salvo que esté resfriado, en caso contrario yo no estaría escribiendo este post porque hubiese podido arreglar la situación.

Al ver mi entorno tan lúgubre, puse mis esperanzas en una máquina expendedora que hay en la salida de Atocha, justo antes de llegar a los tornos, en la que hay cosas que te pueden sacar del apuro. Pero Atocha estaba a media hora y a mi nariz estaba haciendo una recreación del milagro de los panes y los peces pero en mocos.

Cuando el tren llegó a la estación, me bajé corriendo, subí las escaleras de dos en dos y me dirigí a la máquina buscando monedas en el bolsillo para sacar los pañuelos. Nunca llevo dinero suelto porque lo dejo en la oficina para la máquina de café, pero hoy llevaba 50 céntimos y pensé que era una señal divina, mi limpieza estaba más cerca.

Mi sorpresa fue que al llegar a la máquina había dos estanterías con condones, gel lubricante, anillo vibrador y un tensiómetro. Más abajo había chicles, compresas, tampones y caramelos.

Yo entiendo que la vida es sueño y los sueños, sueños son, pero es más normal que se cumpla la profecía de que se te caigan los mocos en el tren a que se organice una orgía improvisada en los vagones del tren.

No es mi intención criticar a los trabajadores que aprovisionan estas máquinas expendedoras, igual ellos eligen estos productos para que sea más llevadera esta situación de crisis, pero podían pensar en poner unos pañuelillos, aunque sea para limpiarte el gel lubricante, que luego quieres mear y no tienes pelotas de agarrar el cacharro y aquello es una manguera descontrolada.

También he pensado que sea una estrategia del Metro de Madrid con la campaña de “el metro vuela”, y no es que vuele, es que los usuarios van empujando al usar los artículos de la máquina.
Bueno, si alguien responsable de estas máquinas lee este post, por favor, que ponga pañuelos en la máquina, porque ya me veo sacando el tensiómetro para sonarme con las instrucciones.

PD. Los que no sois de Madrid no vengáis con la falsa esperanza de que los túneles del Metro son los túneles del amor porque no es así. Paso mucho tiempo al día en usando el transporte público y nunca he visto a nadie usando el gel lubricante ni el tensiómetro.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Otros usos para el calcetín (no recomendables)


Estaba hace un rato en una cola para comer y he leído en el periódico del que estaba delante de mí que hoy es el cumpleaños de Calvin Klein. Creo que este diseñador hace ropa interior, entre otras cosas, y me ha venido a la cabeza el post de Nuria en el que pedía el deseo de que un hombre en calzoncillos le preparase el desayuno y que Novicia la alentó a que fuese uno que usara la marca de D&G, que siempre quedan muy bien.

Como mis calzoncillos no son de D&G, tal y como conté un post anterior, y tampoco me fijo en los hombres y menos en sus bajos comerciales, dudé que a todos les quedasen bien y que más de uno tendría que rellenar el vacío con un calcetín.

Esta prenda ha servido y sirve para ambos sexos, ellas rellenan sus sujetador y ellos (no digo nosotros porque nunca lo he hecho) para el paquetillo (si fuese paquete no haría falta relleno). La diferencia es que las mujeres no van sacando la teta continuamente, por lo que el calcetín tan sólo sirve para alegrar la vista.

Pero el machote portador de la prenda sí que tiene que sacar su instrumento varias veces para otros menesteres diferentes a los que le ha llevado a usar el relleno. Es decir, que o mea o revienta.

Ahí es cuando llega lo verdaderamente dificultoso del asunto, porque cuando lo saca ¿dónde lo mete? En el bolsillo no le cabe. Un hortera así va con la ropa toda ajustada, una camiseta marcando pezones y los pantalones que puedes encender una cerilla en ellos. Así que, no le queda más remedio que meterse el calcetín en la boca mientras con las manos se aguanta el aparato y se despega los pantalones que no le dejan ninguna libertad de movimiento.

Por todos es sabido que por mucho que menees el organillo la última gota siempre cae en los calzoncillos, con la única excepción de que si llevas otra prenda entre el organillo y el calzoncillo, quedará en ésta. En nuestro caso, en el calcetín.

El típico macho que ha entrado en la discoteca marcando pezones, con un bulto en el pantalón gracias a Nike (“Just do it” que le dirá el hortera a las gachís) y que levanta el brazo hacia un grupo de bailarinas de la noche mientras dice: “daos toas por follás”, entra en la pista después de venir del servicio donde se comido un calcetín con olor a nabo y que ha recibido tantas lluvias doradas como veces ha ido al servicio. Es decir, se ha hecho un auto felación y ha llegado con toda la boca llena de pelotillas blancas y no ha sentido nada.

Si al final de la noche el calcetín da sus frutos y cae alguna vale (la explicación de por qué desnudo tiene el bulto más pequeño que vestido que la de él), pero si no, llega a casa cansado, con menos dinero, resaca del garrafón y con la boca oliendo a urinario de bingo.

Y yo me pregunto que si llegados a este punto no conviene quedarse una noche de sábado en casa metido en internet buscando el sex shop que vendan la muñeca hinchable con mayor relación calidad-precio.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Actualización, en parte...

Me voy mañana a Barcelona, estaré allí dos días y hasta arriba de trabajo, no he podido actualizar antes ni puedo hacerlo ahora de forma decente, porque no tengo un solo minuto libre.

Son las nueve de la noche y aun estoy en la oficina, saldré dentro de un rato y me queda más de una hora para llegar a casa y mañana salgo temprano.

Quería hacer un post hablando de una compañera, que ya es amiga, a la que quería dar la enhorabuena porque la han ascendido, cosa de la que me alegro enormemente, no sólo porque por fin voy a tener una jefa que sabe lo que es el jabón, sino porque se lo merece y se lo ha ganado a pulso.

Además, este ascenso, en parte, me acalla el cargo de conciencia que tengo porque no le impedí entrar en la empresa. Ya contaré esta historia en el próximo post.

Enhorabuena Estheroide!!!!!
PD. Muchas gracias Novicia por darme ese cariño virtual.