lunes, 29 de diciembre de 2008

Se acabó el parón!


Bueno, ya estoy de vuelta, antes de nada quisiera pedir disculpas tanto por no actualizar el blog como por no pasarme por vuestras casas a ver que se cocía allí.

Este tiempo que he tenido de retirada ha sido a causa del trabajo, no me ha dejado un minuto libre y lo peor, me ha hundido tanto que ni tan siquiera me ha dejado ganas de escribir. Desde que abrí el blog, lo consideré como un espacio para divertirme y si no soy capaz de sonreír mientras escribo, prefiero no hacerlo y es lo que, por desgracia he hecho.

Al final todo se ha resuelto de la mejor manera, mandando a tomar por culo a todos ellos. Sí, he dejado el trabajo!!!!!! La decisión no era fácil, pero desde el momento en que me vi en Urgencias con ataques de ansiedad y el corazón a mil, lo tuve claro, tenía que salir de allí como fuese.

En un principio dejaba el trabajo sin tener otro, pero unos amigos me han contratado. Es un proyecto muy difícil, pero me hace una ilusión enorme, no sólo porque es algo muy bonito, sino porque además es un gran reto, así que estoy muy ilusionado.

Lo único que me queda ahora es curarme de la gripe que he cogido en navidades justo cuando me voy a visitar a mis padres que hace tiempo que no veía. Es que soy el pupas (que se cayó de espaldas y se partió un huevo) es la segunda gripe que cojo en mi vida, y tenía que ser precisamente ahora que puedo descansar y que iba a pasar unos días con mi familia.En fin, de todo de sale y la enfermedad ya está de paso, aunque de vez en cuando se me va la cabeza, y sigo con algo de fiebre…

Bueno, espero que este gran parón que ha tenido el blog sea el último y que de aquí en adelante siga actualizando tan a menudo como pueda.

Un beso enorme a todos y muchas gracias a los que me habéis apoyado en este tiempo, tanto los amigos que tengo a mi lado como los que aparecían a menudo en la bandeja de entrada de mi correo.

 

 

domingo, 30 de noviembre de 2008

Dejo al becario al cargo

Mañana lunes salgo para Amposta (creo que en catalán se escribe L’Amposta, sino es así siento la metedura de pata pero lo importante es participar), en Tarragona. No sé si tendré conexión a internet o no, así que mismo nos pasamos una semana sin vernos. Eso sí, puedo prometer y prometo que trataré de culminar mi misión de conocer lo que esconde el pueblo de L’Ampollá (este si está bien escrito). 

Este fin de semana he tratado de enseñar a Pepe (Zuro como lo conocen en otros foros) los secretos de la blogosfera para que actualice y conteste a los comentarios, aunque no prometo nada porque se ha pasado el tiempo buscando entradas para el teatro y vuelos baratos a Nueva York.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Mi vida como cantante


Ayer no solamente estuve largando mocos a diestro y siniestro, por la noche y tras dos pastillas y rollo y medio de papel higiénico gastados en sonarme, fui a un concierto de Revolver. Nunca había estado en uno suyo y tenía muchas ganas de verlo en directo.

El concierto estuvo muy bien, salvo que se escuchaba fatal. Estábamos sentados arriba del todo, justo al lado de San Pedro (de hecho me comí sus palomitas y me bebí su fanta), y apenas se oía, se ve que los pobres no tenemos derecho a escuchar.

Estando en el concierto me imaginé lo buena que tiene que ser la vida de un cantante, todo el día con la guitarra, cantando, conociendo gente, con el reconocimiento del público. Me quise ver como cantante, pero concluí que no podía ser, que no había nacido para eso.

Para empezar, yo no podría salir con una chupa de cuero a cantar con el calor dan los focos, iría con una camiseta de Suministros Leptis o la que vendía para sacar dinero para el viaje de 3º de BUP. Esta vestimenta me causaría muchos problemas: el público esperando, jaleando mi nombre y yo a punto de salir y mi mujer por detrás: “así no sales, o te cambias o no cantas”. A tomar por culo la creatividad y el estilo underground.

Cuando fuese por la tercera o cuarta canción pararía y diría:

Yo: ¿Quién se echa un cigarrito conmigo? Que en todos los trabajos se fuma.
Músicos: Pero Pablo, ¿cómo vas a dejar a todo el mundo aquí plantado?
Yo: Pues que se vengan, cojones!!
Músicos: Los hay que no fuman...
Yo: Coño, que se tomen una coca cola, es que tengo que estar en todo????

A la vuelta del cigarro y antes de empezar con un nuevo tema hablaría con el público:

Yo: A ver, a ver, el calvo ese de la segunda fila, ¿te puedo hacer una pregunta?
Calvo Sorprendido: Claro, claro…
Yo: Cuando tú tenías mi edad, ¿cuánto pelo tenías? Es que ya a mí se me ve el punto de penalti y para hacerme una idea de qué tiempo me queda para seguir teniendo flequillo.
Calvo: Pregúntale a tu puta madre!!!!
Yo: No si ya se te veía cara de calvo cabrón…

Los finales siempre serían iguales, entraría en el backstage y el público gritaría para escuchar más canciones:

Público: Otra, otra, ooootra, oootra!!!!
Yo: Voy!
Público: Oooootra, oooootra, ooootra, oootra!!!!
Yo: que ya voy hombreeee!!!
Músicos: Pero Pablo, sales o no que la gente está esperando???
Yo: Quillo, po ve saliendo tú que es que estoy meando!!!!
Músicos: joder Pablo, siempre igual, que ahora salimos y la gente lo que quiere es que cantes tú y entre que echas la meaita y te cargas un cigarro nosotros aguantando el tipo…

Saldría al escenario abrochándome la bragueta al tiempo que saludo al respetable y me cago en la madre de la banda.

Otro de los grandes problemas es que todos los músicos tienen nombres raros, ¿alguien ha visto alguna vez a un tío tocando la batería que se llama José María? No, todos se llaman Cuco, Pitu, Chuchi, etc.. Entonces si mis músicos vienen con el nombre ya puesto pues no hay problema, pero si los tengo que poner yo ya se liaría la cosa:

- A la batería ¡¡¡¡el trípode!!!! Un hombre que cuando nació la palmada en el culo se la tuvieron que dar al médico para que se recuperara del susto de ver semejante cacharro.

- Al bajo tenemos al ¡¡¡¡gigante verde!!!! No es que sea muy grande ni de color verde, pero caga como las cabras: guisantes.

- A la guitarra eléctrica ¡¡¡¡el ipod!!!! Le encargues lo que le encargues te responde ¿y pod qué yo, no puede id otdo?.

- Por último decir que me hubiese gustado tener una banda con dos tíos menos que la filarmónica de Londres, pero mi imaginación no da para tantos motes.

Económicamente hablando no sería factible, acabaría en la más de las absolutas de las ruinas, y no porque me lo fuese a gastar en juergas, mujeres y drogas sino porque bajaría el precio de las entradas para que todo el que quisiese pudiese ir, invitaría a refrescos al público por estar allí de pie, cantaría hasta que no quedase nadie para no decepcionar al público, mis conciertos serían interminables porque me pararía a hablar con todo el mundo, diría que se descargasen la música de internet para darle por culo a los de la SGAE, etc.

En fin que menos mal que el único parecido que tengo con Beethoven es que soy sordo, pero hasta en eso me gana el tío, porque yo sólo lo soy de un oído y el de los dos.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Llamamiento general, juntos lo podemos conseguir


Me gustaría usar este blog para hacer un llamamiento a la Comunidad de Madrid en general y a los usuarios de cercanías en particular. Sé que este blog no lo lee mucha gente y, para colmo, la mayoría de los lectores no usan el tren, pero nunca hay que rendirse.

Esta mañana al poco de montarme en el tren empecé a moquear y no tenía con qué limpiarme bueno, con la corbata, pero luego mi mujer se enfada. Así que deseché la idea.
Alimenté la esperanza de que se sentase cerca una muchacha de las que imitan al tío del saco, con esos bolsos enormes que llevan (quisiera recomendarles que mejor usen una samsonite con ruedas que, a la larga, la espalda da la cara) para pedirle un pañuelo de papel. Pero no hubo suerte, sólo se sentaban a mi lado tíos, y por todos es sabido que un hombre no lleva pañuelos salvo que esté resfriado, en caso contrario yo no estaría escribiendo este post porque hubiese podido arreglar la situación.

Al ver mi entorno tan lúgubre, puse mis esperanzas en una máquina expendedora que hay en la salida de Atocha, justo antes de llegar a los tornos, en la que hay cosas que te pueden sacar del apuro. Pero Atocha estaba a media hora y a mi nariz estaba haciendo una recreación del milagro de los panes y los peces pero en mocos.

Cuando el tren llegó a la estación, me bajé corriendo, subí las escaleras de dos en dos y me dirigí a la máquina buscando monedas en el bolsillo para sacar los pañuelos. Nunca llevo dinero suelto porque lo dejo en la oficina para la máquina de café, pero hoy llevaba 50 céntimos y pensé que era una señal divina, mi limpieza estaba más cerca.

Mi sorpresa fue que al llegar a la máquina había dos estanterías con condones, gel lubricante, anillo vibrador y un tensiómetro. Más abajo había chicles, compresas, tampones y caramelos.

Yo entiendo que la vida es sueño y los sueños, sueños son, pero es más normal que se cumpla la profecía de que se te caigan los mocos en el tren a que se organice una orgía improvisada en los vagones del tren.

No es mi intención criticar a los trabajadores que aprovisionan estas máquinas expendedoras, igual ellos eligen estos productos para que sea más llevadera esta situación de crisis, pero podían pensar en poner unos pañuelillos, aunque sea para limpiarte el gel lubricante, que luego quieres mear y no tienes pelotas de agarrar el cacharro y aquello es una manguera descontrolada.

También he pensado que sea una estrategia del Metro de Madrid con la campaña de “el metro vuela”, y no es que vuele, es que los usuarios van empujando al usar los artículos de la máquina.
Bueno, si alguien responsable de estas máquinas lee este post, por favor, que ponga pañuelos en la máquina, porque ya me veo sacando el tensiómetro para sonarme con las instrucciones.

PD. Los que no sois de Madrid no vengáis con la falsa esperanza de que los túneles del Metro son los túneles del amor porque no es así. Paso mucho tiempo al día en usando el transporte público y nunca he visto a nadie usando el gel lubricante ni el tensiómetro.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Otros usos para el calcetín (no recomendables)


Estaba hace un rato en una cola para comer y he leído en el periódico del que estaba delante de mí que hoy es el cumpleaños de Calvin Klein. Creo que este diseñador hace ropa interior, entre otras cosas, y me ha venido a la cabeza el post de Nuria en el que pedía el deseo de que un hombre en calzoncillos le preparase el desayuno y que Novicia la alentó a que fuese uno que usara la marca de D&G, que siempre quedan muy bien.

Como mis calzoncillos no son de D&G, tal y como conté un post anterior, y tampoco me fijo en los hombres y menos en sus bajos comerciales, dudé que a todos les quedasen bien y que más de uno tendría que rellenar el vacío con un calcetín.

Esta prenda ha servido y sirve para ambos sexos, ellas rellenan sus sujetador y ellos (no digo nosotros porque nunca lo he hecho) para el paquetillo (si fuese paquete no haría falta relleno). La diferencia es que las mujeres no van sacando la teta continuamente, por lo que el calcetín tan sólo sirve para alegrar la vista.

Pero el machote portador de la prenda sí que tiene que sacar su instrumento varias veces para otros menesteres diferentes a los que le ha llevado a usar el relleno. Es decir, que o mea o revienta.

Ahí es cuando llega lo verdaderamente dificultoso del asunto, porque cuando lo saca ¿dónde lo mete? En el bolsillo no le cabe. Un hortera así va con la ropa toda ajustada, una camiseta marcando pezones y los pantalones que puedes encender una cerilla en ellos. Así que, no le queda más remedio que meterse el calcetín en la boca mientras con las manos se aguanta el aparato y se despega los pantalones que no le dejan ninguna libertad de movimiento.

Por todos es sabido que por mucho que menees el organillo la última gota siempre cae en los calzoncillos, con la única excepción de que si llevas otra prenda entre el organillo y el calzoncillo, quedará en ésta. En nuestro caso, en el calcetín.

El típico macho que ha entrado en la discoteca marcando pezones, con un bulto en el pantalón gracias a Nike (“Just do it” que le dirá el hortera a las gachís) y que levanta el brazo hacia un grupo de bailarinas de la noche mientras dice: “daos toas por follás”, entra en la pista después de venir del servicio donde se comido un calcetín con olor a nabo y que ha recibido tantas lluvias doradas como veces ha ido al servicio. Es decir, se ha hecho un auto felación y ha llegado con toda la boca llena de pelotillas blancas y no ha sentido nada.

Si al final de la noche el calcetín da sus frutos y cae alguna vale (la explicación de por qué desnudo tiene el bulto más pequeño que vestido que la de él), pero si no, llega a casa cansado, con menos dinero, resaca del garrafón y con la boca oliendo a urinario de bingo.

Y yo me pregunto que si llegados a este punto no conviene quedarse una noche de sábado en casa metido en internet buscando el sex shop que vendan la muñeca hinchable con mayor relación calidad-precio.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Actualización, en parte...

Me voy mañana a Barcelona, estaré allí dos días y hasta arriba de trabajo, no he podido actualizar antes ni puedo hacerlo ahora de forma decente, porque no tengo un solo minuto libre.

Son las nueve de la noche y aun estoy en la oficina, saldré dentro de un rato y me queda más de una hora para llegar a casa y mañana salgo temprano.

Quería hacer un post hablando de una compañera, que ya es amiga, a la que quería dar la enhorabuena porque la han ascendido, cosa de la que me alegro enormemente, no sólo porque por fin voy a tener una jefa que sabe lo que es el jabón, sino porque se lo merece y se lo ha ganado a pulso.

Además, este ascenso, en parte, me acalla el cargo de conciencia que tengo porque no le impedí entrar en la empresa. Ya contaré esta historia en el próximo post.

Enhorabuena Estheroide!!!!!
PD. Muchas gracias Novicia por darme ese cariño virtual.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Misión cumplida Merce!


He sido tageado por Merce, no me podía haber abducido un ovni y que me hubiesen dado de comer hasta reventar, no, me tenían que tagear que no sé qué coño es eso. Aunque hubiese preferido la nave especial llena de ricos y abundantes alimentos que no engordan, porque para eso son extraterrestres, con un bufet de helados y sirope, que a medida que comes te entra más hambre y desaparecen los michelines; me ha encantado que la gran Merce se haya acordado de mí, así que muy obediente yo, voy a cumplir con mi tageo.

El tageo en sí mismo consiste en decir siete cosas sobre mí (con más de dos me arriesgo a perder lectores) y luego tengo que tagear a siete personas. Este es el verdadero problema, tras resolver la cuestión de mis siete cosas, que no tengo a siete a quien largarles el tageo, ya que la mayoría ya han sido tageados por Merce. Pero bueno, como esto no es una cadena del tipo: “si no lo envías tu familia morirá en los siguientes diez minutos, quebrando así los del seguro de los muertos, se te caerá la picha a trozos y hormigas carnívoras se los comerán creando una nueva especie de hormigas “dotadas”. Tu mujer se transformará en Ana Botella y te rayará el parqué cada vez que se ría”, pues no tageo nada más que a tres.

Las reglas son estas, por si hay alguien de Burgos, vienen en inglés:

a) Link to your tagger and list these rules on your blog. Faria, owner of the blog "Desde el rincón", was my tagger.
b) Share 7 facts about yourself on your blog - some random, some weird.
c) Tag 7 people at the end of your post by leaving their names as well as links to their blog.
d) Let them know they have been tagged by leaving a comment on their blog.
e) If you don’t have 7 blog friends, or if someone else already took dibs, then tag some unsuspecting strangers.

Mis confesiones:

- Siempre tengo en casa un montón de botes de pasta de dientes y de desodorante, por si se acaban. Como mi mujer me echa la bronca, ya no compro tanto como antes, de todas formas siempre tengo repuesto para dos meses.

- Me ducho con pastilla de jabón del que hace mi madre y mi línea de higiene es la marca blanca del Mercadona, como podréis observar soy todo un metrosexual…

- Tomo de cinco a seis cafés al día, lo que pasa es que la mayoría son de máquina y se hacen con cagarrutillas de cabra, así que no me afecta a la tensión, para la cual me tomo media pastilla al día.

- Por el oído derecho apenas escucho, así que cuando estoy con alguien lo tengo que sentar a mi izquierda, porque el otro es mi ángulo muerto.

- Me encanta fumar y no me gustaría dejarlo nunca, es más una tradición familiar que un vicio. Fumaba mi bisabuelo, mi abuelo, mi padre, yo...

- Me gusta aprovechar el día más que la noche, me suelo levantar antes de las ocho y media o nueve los fines de semana y me quedo esperando a que mi mujer se levante intentando no hacer ruido, aunque no siempre lo consigo…

- Hace tres semanas me regalaron un globo y me paso el día con él y mi mujer gritándome porque le doy a la cortina con el globo y con el pié.

Mis tageos son, en riguroso orden alfabético, tanto monta, monta tanto:

º Chipsonia: Mi cachito de intenné
º Fran: Adjetivos para una chica
º Supersoto: ¡Quién sabe nadieeeeee!

Bueno, señoras y señoritas, esto es lo que hay, así que ya sabéis si queréis, a contar intimidades.


PD. La foto no tiene nada que ver, pero es muy graciosa y hay que reciclar.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Semana de conspiraciones

Esta semana he estado fuera, en la provincia de Tarragona, no es que no quiera decir dónde he estado, sino que no lo sé, porque era una empresa en mitad de una carretera y rodeada de arroceras. Dormía en L´Ampolla, que hasta el segundo día no fui capaz de aprenderme el nombre, lo único que sabía era que rimaba con “po” y lo que sigue.

Llegué el lunes con muchísimo sueño y un cabreo impresionante, mucho sueño porque tuve que salir de casa muy temprano para estar en Barcelona a las ocho de la mañana y cabreado porque pedí que me pagasen un hotel el domingo por la noche para no tener que pegarme semejante madrugón y me dijeron que no, que me jodiese pero que ellos no se gastaban 60 € en una noche de hotel (la cantidad que se le cobra al cliente tiene seis dígitos). Pero bueno, no estoy aquí para hablar de lo guarra que es la madre del presidente de mi empresa, porque es conocido en todos los rincones del mundo.

Cuando llegamos a la empresa en cuestión, hicimos un desembarco digno de película de superhéroes o de los simpsons, seis abogados y dos consultores, todos bien trajeados, con las maletas de los ordenadores y, los abogados como son más pijas, con otra maleta más. Menos mal que una de las abogadas medía casi un metro ochenta, estaba bien servida de delantera y llevaba una minifalda que atraía las miradas de todo el mundo, así pude pasar desapercibido.

Pasamos por una puerta que tenía un cartel que decía “ESTIREU”, yo no sabía qué quería decir aquello, miraba y miraba tras el cristal y luego por los rincones y me preguntaba qué cuál sería el significado de aquella palabra. La sala parecía una oficina normal y corriente, seguro que tendría algún secreto y yo me había propuesto encontrarlo.

Cada vez que salía al baño o a fumar miraba y remiraba por todos sitios: al suelo por si había trampillas secretas, buscaba artilugios que abriesen las paredes a un pasadizo que conectase la empresa con la estación del AVE más cercana, los conductos del aire acondicionado que siempre dan mucho juego en las películas (pero sólo en las películas, a ver quien tiene cojones de meterse por el Split de mi casa) y no encontraba nada.

El miércoles vi otro cartel con la misma leyenda y volví a mirar a ver si tras esa puerta se escondía el tesoro. No vi nada, pero a mí que no se me escapa un detalle, no se me pasó por alto que la puerta abría en el mismo sentido que la de la “supuesta” oficina. Me empecé a plantear que “ESTIREU” significaba “TIRE” y supuse que habría otro cartel detrás que pondría “EMPUJE” aunque en catalán. Efectivamente así era, pero en vez de quedarme con cara de tonto, me convencí a mí mismo que lo mío era sacar deducciones y la observación del terreno.

Nada más llegar tuvimos una reunión con el director financiero de la empresa, el gerente llegó más tarde porque estaba enseñando las instalaciones a un grupo de niños, esta reunión me cabreó bastante por un lado y me relajó por el otro. Me relajó porque pasé del tema completamente y empecé escribir un post, que nunca publiqué, en una libreta, dándomela de interesante porque escribía mucho. Me cabreó porque sin que nadie preguntase nada, y a pesar de que las preguntas eran en español, el director financiero hablaba en catalán. Entiendo que ellos tengan su idioma y hablen en él, que lo defiendan y no quieran que se pierda, pero el lenguaje verbal se ha creado para que nos podamos entender y yo no me enteré de nada. No me vale eso de que les sale así, ya que hablaban en español y él contestaba en catalán y a mí no me salió levantarme y mear en la papelera, esperé a que acabase la reunión para ir al servicio. Pero bueno, como no me enteré de nada, luego me lo tendrá que repetir todo y en español, por lo que tendrá que hacer el trabajo dos veces.

El pueblo donde dormíamos era un pueblo fantasma, no había nadie por las calles, los edificios tenían las luces apagadas en todos o casi todos los pisos. El segundo día planteé la hipótesis de que era un escenario que habían creado para nosotros, que los edificios eran de cartón piedra y sólo tenían la fachada y el niño que veíamos cada vez que volvíamos de la empresa al hotel era un figurante que cuando nos veía pasar daba la orden de que pusiesen la maquinaria en marcha para que no descubriésemos que lo se escondía tras aquellas fachadas era un desierto dedicado a la fabricación ilegal de ceniceros y artículos de recuerdo para turistas. Los pocos coches que veíamos eran manejados por control remoto desde una ciudad situada 40 kilómetros.

Al plantear mi idea separaron sus sillas y me miraron con cara de pena, marcando, sin que se notase el 112 en sus móviles pero, a medida que pasaban los días, entendieron mi hipótesis y se barajó mi teoría de la conspiración.

Bueno, no voy a seguir escribiendo porque he contado dos tonterías y ya llevo casi dos páginas, cuando aprenda a resumir lo contaré todo…

jueves, 23 de octubre de 2008

Lo que hay que hacer para comer...


En mi empresa hay tres departamentos totalmente diferentes entre sí: el de activos que no sé muy bien lo que hacen, pero son dos gatos y el director es un hijo puta que se parece al Pocoyó. Hay otro departamento de industrial, que valora fábricas, edificios industriales y cosas de ese tipo. Por último está el mío, que es servicios financieros (en inglés FAS, que aquí somos muy modernos) y hacemos trabajos de valoración financiera.

Todo esto lo explico porque ayer me viene mi jefe/socio y me dice que hay una urgencia con un cliente (pienso que si hay que reanimar a alguien mejor que vaya mi jefa y le ponga el sobaco en la cara, que es mano de santo, o muere o sale corriendo) y que hay que ir a un pueblo de Murcia, que vaya a hablar con otro socio y me explicarán.

El otro socio me dice que es una valoración de una propiedad industrial y que tengo que ir allí a ver las instalaciones, recoger los planos y preguntar por precios de terreno y naves por allí. Que aproveche que soy un tío campechano y mi acento para preguntar y sacar información. No te jode, como yo si fuese chiquito de la calzada!!!!!

Espero que al cliente no le dé por enseñarme los planos porque, en el mejor de los casos y después de cinco minutos mirándolo, puedo decir: ¡Mira, el baño!

Yo no voy a hacer ese trabajo, sólo voy a recoger datos e investigar el mercado (es lo que tiene la consultoría, no dices “voy a dar por culo a las inmobiliarias”, sino a investigar el mercado), pero seré la primera cara que vea el cliente y seguramente luego preguntará por mí y pasará más o menos lo siguiente:

Cliente: ¿Y el consultor que vino no está trabajando en el proyecto?
Empresa: No, es que ha tenido un accidente.
C: ¿Algo grave?
E: No, se cogió los huevos con la tapa de piano.
C: Joder! Qué dolor! ¿Está de baja por eso?
E: No, lo aguantó bastante bien, el problema es que del tirón le llegan al suelo…
C: Claro y se los pisa y no puede ir a trabajar.
E: No que va, eso lo resolvió metiéndoselos por el calcetín.
C: ¿Y no le aprieta?
E: El verdadero problema no es que le aprieten, es que en la moto se le salen y pegan con el motor y, claro, se los ha quemado.
C: Y está de baja por la quemadura, ¿no?
E: No, lo de la quemadura lo aguantó bastante bien, lo que pasa es que toca el violonchelo y el arco se le queda enganchado con los pelos de ahí abajo, como le cuelgan tanto después de lo del piano, y entre eso y la quemadura de la moto..
C: Hombreeee, y no se los puede depilar?
E: Si lo intentó, como la cera le dolió mucho, sobre todo cuando se la puso en la zona quemada, se los intentó afeitar, pero se cortó y se le salió un testículo…
C: Vaya tela, ¿lo ha perdido?
E: No creo, lo lió en un papelito y se lo guardó en el bolsillo.
C: Entonces la baja es por la amputación.
E: No, no, la amputación la soportó bastante bien, lo que pasa es que le entró frío por el corte y ha cogido la gripe.
C: Pues por eso estará ya de baja, no?????
E: No, él dice que con Frenadol tira adelante, pero en un estornudo se dio con la cabeza en la pantalla de portátil.
C: Pero bueno, este hombre es el pupas, el que se cayó de espaldas y se partió un huevo! ¿Tiene conmoción cerebral?
E: Muy bien de la cabeza no ha estado nunca, de hecho la Junta de Andalucía nos da una paguita por tenerle aquí contratado. La cosa es que la sangre del golpe entró en el teclado del ordenador y lo ha estropeado.
C: Pues compradle otro, no?
E: No aquí hasta que el ordenador no cumple cuatro años no lo renovamos, menos mal que el suyo los cumple en Abril si no iba a estar tocándose los huevos (perdón el huevo) un montón de tiempo.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Algo de leyenda



El tren de cercanías cumplía su camino hasta la estación de Atocha, como cada día, como cada hora. Los pasajeros íbamos encerrados en nuestro mundo, algunos dormían, otros escuchaban música en su reproductor mp3, leíamos libros o prensa gratuita y, algunos, miraban por la ventana con la vista clavada en el infinito, pasando el paisaje que se repite cada mañana y luego otra vez por la tarde.

Era viernes y el reloj marcaba las ocho menos algo, en el ambiente se notaba la llegada del fin de semana, aunque también el cansancio acumulado de los días y madrugones pasados.

En la estación antes de Atocha subieron tres sudamericanos cargados con una guitarra y dos flautas que al poco hicieron sonar. Los ocupantes del vagón nos ensimismamos, más aun si cabe, en nuestras tareas: los que leíamos acercamos más los libros a nuestra cara, el que escuchaba música subió el volumen y los que miraban el paisaje descubrieron nuevas características del mismo. Lo que fuese para no tener que dar dinero a los cantantes.

A ellos nuestra actitud no le importó lo más mínimo y comenzaron a cantar con voces perfectas, siguiendo el ritmo de los instrumentos. La mezcla de voces era fascinante y la canción iba abriéndose paso en su letra:

“Yo siento que me provocas,
aunque no quieras hacerlo,
está grabado en tu boca,
a rojo vivo el deseo.
Y casi puedo tocarte,
como una fruta madura,
presiento que voy a amarte,
más allá de la locura”

A medida que en nuestros oídos iba entrando la música, dejamos nuestras tareas de lado, los libros se cerraron señalando la página con un dedo dentro de él, uno de los dos auriculares salían del oído del que escuchaba su propia música para mezclarla con la de aquellos tres cantantes.

“Voy a comerte el corazón a besos,
a recorrer sin límites tu cuerpo,
y por el suelo nuestra ropa,
suave gota a gota,
voy a emborracharte de pasión.

Voy a comerte el corazón a besos,
a recorrer sin límites tu cuerpo,
voy a dejar por tus rincones pájaros y flores,
como una semilla de pasión.”

Los libros se cerraron de golpe, los mp3 se apagaron y todos escuchábamos con la boca abierta aquella canción tan bien interpretada, hasta el punto que nos hizo vagar por el mar de nuestros universos interiores.

La mujer del abrigo rojo sintió una punzada de remordimientos por la pelea que tuvo el día anterior con su marido. La discusión no había sido por nada grave, sin embargo esa noche se había dormido sin darle antes un beso a la persona con la que prometió pasar su vida entera. Sacó el teléfono del bolso y empezó a escribirle un mensaje diciéndole que lo olvidasen todo, que le quería mucho y que cada día que pasaba estaba más enamorada.

“Ahora te sueltas el pelo,
y así descalza caminas,
voy a morder el anzuelo,
pues quiero lo que imaginas.
Cuando se cae tu vestido,
como una flor por el suelo,
no existe nada prohibido,
entre la tierra y el cielo.”

El muchacho de la carpeta forrada de fotos de su grupo favorito miraba de reojo, como cada mañana, a la chica morena que se sentaba frente a él. Cada día cruzaban tímidas miradas, aunque ninguno de los dos se había atrevido nunca a decir ni tan siquiera un hola. Pensó que qué coño, que hoy sería ese día, se armaría de valor y trataría de conocerla. Sabría cuánto de verdad o de mentira tendría esa personalidad que cada noche imaginaba antes de dormir.

“Voy a comerte el corazón a besos,
a recorrer sin límites tu cuerpo,
y por el suelo nuestra ropa,
suave gota a gota,
voy a emborracharte de pasión.


Voy a comerte el corazón a besos,
a recorrer sin límites tu cuerpo,
voy a dejar por tus rincones pájaros y flores,
como una semilla de pasión.”

El hombre mayor de americana pasada de moda y corbata antigua se maldecía cada mañana por tener que ir a trabajar, años atrás había sido un gran profesional, pero con la era de los ordenadores, internet y los nuevos y jóvenes valores, cada vez quedaba más obsoleto. Sus nuevos compañeros lo dejaban siempre de lado y le llamaban carca, él los pretendía ayudar, trataba de compartir su experiencia con ellos, pero la vanidad de esos nuevos valores impedía absorber ese conocimiento.

Hoy sería distinto, hoy cuando llegase frente al ordenador abriría ese programa de hoja de cálculos y trataría de entender todo lo que aparecía en sus menús. Si antes hacía su trabajo a mano sin ningún error como un profesional, no perdería su rango ni su batalla contra de sus compañeros.

Los altavoces del tren anunciaron la llegada a Atocha y el trío dejó de tocar para pasar la gorra, pidiendo una ayuda para poder seguir viviendo de su arte. Yo metí la mano en el bolsillo y les día todo lo que llevaba, no sé si era mucho o poco, pero no tenía más y no se merecían menos.

Bajamos del tren al mundo real, tal vez todas las fantasías que tuvimos nunca se hicieron realidad, lo que sí ocurrió es que una sonrisa estaba dibujada en nuestras caras, cosa que pocas veces ocurre a las ocho de la mañana en Atocha.

PD. Cuando llegué a la oficina busqué y busqué esa canción, es de Los Nocheros y puedo asegurar que la versión que escuché por primera vez mejora por mucho a la del grupo original.

lunes, 13 de octubre de 2008

Estoy atacá!


Tengo cuatro post a medias además de alguna que otra idea para escribir, sin embargo no tengo tiempo ni para acabarlos ni para publicarlos. En mi empresa nos han dicho que nos pongamos las pilas y trabajemos más, que tenemos que hacer un pequeño esfuerzo.

El “pequeño esfuerzo” significa salir no antes de las nueve de la noche y trabajar los fines de semana hasta final de año. Es decir, despedirnos de nuestra vida personal, social y del descanso. Como recompensa nos han prometido una paga extra en navidad (sólo tenemos doce pagas al año), aunque no lo acabo de creer, porque sabiendo cómo se las gastan por aquí, tan sólo sería capaz de apostar por el 50% de esa paga en el caso de que salga mi lado optimista.

El año pasado trabajamos varios fines de semana y nos daban una cantidad de dinero por día trabajado, pues un domingo nos dijo nuestro jefe que nos fuésemos a casa a mediodía, que durante la semana habíamos trabajado hasta muy tarde y que, al menos, descansásemos y comiésemos con nuestras familias. El resultado: descansamos esa tarde, comimos con nuestras familias y sólo nos pagaron el 50% del día. Las horas extras que estuvimos haciendo los días anteriores no nos la pagaban.

Este fin de semana mi mujer se fue a Zaragoza a ver a su abuelo que estaba ingresado en el hospital y yo me quedé en casa trabajando. Me alegré bastante de que se marchase, sinceramente prefiero salir de la habitación y encontrármela en casa, pero no me gusta que esté de brazos cruzados esperando a que yo acabe de trabajar.

Pero como hay que verle el lado bueno a cualquier situación, la ventaja es que cuando trabajas los días de la semana, el lunes no es una cuesta arriba, sino un día más… (el que no se consuela es porque no quiere y el que lo hace como yo, es gilipollas, porque hay que ser tonto para buscarle el lado bueno a esta situación).

Para colmo mañana salgo de viaje a Mijas y luego a Benalmádena, en total tres días en los que no pararé ni un minuto y, si tengo un momento libre, lo dedicaré a seguir trabajando para poder avanzar y, como voy solo y el tiempo no acompaña pues a currar en la habitación de un hotel, que es de lo más penoso que hay.

Bueno, retiro la conexión y prometo intentar actualizar más a menudo con mejor humor.


PD. No sé si cambiar la etiqueta de entrada "Trabajo" por "El trabajo de los cojones".

viernes, 3 de octubre de 2008

El desarrollo de la humanidad



Un problema al que se enfrentan algunas empresas es a la poca rotación de sus productos debido a la buena calidad o a la larga vida útil de los mismos. Por ejemplo, una empresa que vende leche sabe que el proceso de venta se repetirá a menudo, al contrario que otra que comercialice quita grapas ya que éste dura muchos años, salvo que se pierda.

Las empresas que se ven acusadas por esta circunstancia hacen lo que pueden para que la rotación de sus ventas sea lo más próxima posible en el tiempo, por ejemplo, los electrodomésticos están hechos para que duren un poco más del plazo de la garantía, en vez de casi eternamente, como ocurría hace años.

El inconveniente es en utensilios que son muy sencillos, que no tienen un mecanismo electrónico que se pueda estropear o no sean frágiles ni fáciles de perder. Es el caso de los inodoros, duran toda la vida y se cambian como mucho una sola vez y es porque estamos mojando al vecino y de paso re decoramos el baño.

Es por eso por lo que los directivos de este tipo de negocios están exprimiendo las células grises para que sus productos se roten más a menudo y han creado los que lavan y secan tras la faena, los que tienen hilo musical, los que analizan la orina para comprobar el nivel de grasas y azúcares incluso, una marca de joyería ha diseñado uno con cristales preciosos.

Los que además de váter son bidet llevan usándose en Japón desde hace años, me lo confirmó una amiga que ha estado allí (yo no lo he visto porque no me meto 20 horas en un avión sin poder fumar para que un váter me limpie el culo). Esta amiga me comentaba que te sentabas y tenías un mando donde elegías las tareas a realizar, algo así:

- Inodoro: ¿qué va a ser?
- Usuario con apretón: Lavar y marcar, pero no me des con el agua muy caliente que me entra la risa.

El modelo que analiza la orina es bueno para regular y prevenir el colesterol y la diabetes. Aunque también sería una fuente de peleas entre mi mujer y yo:

- ¡Ni se te ocurra probar el jamón que me ha dicho el váter que tienes el colesterol por las nubes!
- ¿Qué cojones sabrá un trozo de cerámica, es medico ni ná?
- ¿Me da igual si es médico o no, pero tú no te lo comes y punto!
- ¿Me voy a cagar en la madre del que parió al inventor de la máquina esa, a ver si me dice que también tengo diabetes!
- Pues cágate en lo que quieras, pero el jamón no lo comes.
- “Cagon” en Roca!

El hilo musical, siempre da ambiente y puedes hacer la faena al ritmo del porompompero, lo que no sé es por dónde se meterá el CD ni dónde estarán los altavoces.

Otros tienen una luz que hace de diana y te sientes como Robin Hood, tu vida se va llenando de retos:

- Ponte ahí en mitad del salón con una manzana en la cabeza que te voy a enseñar lo que he aprendido en el cuarto de baño.

Aunque lo de la diana ya está inventado pero para los urinarios, que te ponen o una pegatina de una araña o un plástico para que no se cuelen las colillas con una cara sonriente. Esta cara a mí me da muy mal rollo: te ve tus vergüenzas mientras recibe una lluvia dorada de un desconocido y ¡encima se ríe!

El váter con las incrustaciones de cristales preciosos tiene que ser una horterada que te obligue a mear con gafas de sol por el reflejo de los focos del techo y, encima, aguanta la bronca de “no mees con tanta fuerza que me arrancas los cristales y me sale a 500 euros la chorradita”.

En fin, que si los directivos están quebrándose la cabeza para vender más que se la quiebren, pero yo sigo con mi váter que demasiado moderno lo veo ya, que la cisterna va con un botón en vez de con una cadena colgando del techo y un tirador de cristal con estrellas de mar incrustadas.

domingo, 28 de septiembre de 2008

El perro antes llamado Pepe y ahora concido como Zuro


Como abrí el blog una vez que me había casado y lo hice en gananciales, pues la mitad es de ella, así que ha querido escribir un post hablando de Pepe:

¡Zuro ya está entre nosotros! Zuro, que no Pepe, como Pablo se empeña en seguir llamándolo, que dice que no le sale, y un poco raro sí que lo pronuncia, sí.

Con sólo tres mesecitos a mí ya me llega por la rodilla y tiene unas patas tremendas con lo que se va a hacer enorme en nada de tiempo.

Según el libro de “instrucciones” con el que viene Zuro, de momento tiene que estar de dos a tres semanas en la cocina para que aprenda a reconocer su sitio y a obedecer luego cuando se le mande a él. Con lo que hemos puesto una tabla en la puerta porque claro, cuando no estás en la cocina él no se quiere quedar allí solo. Con eso conseguimos que no salga, bueno, la primera tabla era muy bajita y se la saltaba que daba gusto y la segunda ya unas cuantas veces se las ha ingeniado para tirarla y venir a visitarnos allí dónde estuviésemos.

La de cosas que hay que enseñarle al pequeñajo durante estos meses que está con nosotros, pobre, y aún no sabe lo que le espera cuando vuelva la ONCE. Y pobre mi madre también, que está desquiciada porque dice que no puede con él, que no obedece nada, que no se quiere quedar en la cocina, que cuando crezca no va a tener fuerza para llevarlo….

El fin de semana pasado ya nos tocó a nosotros quedarnos de niñeros con Zuro y con él que estuvimos la mar de entretenidos.

Nada más sacarlo a la calle hay que “ponerle a hacer” y allá que salimos y allí nos ves diciéndole “Zuro haz, haz”, que vergüenza, y además que el perro ni caso claro, te mira como pensando “tu sigue ahí diciendo lo que quieras que yo cagaré cuando tenga ganas”. Y no veas como caga el amigo, cuando crezca en vez de una bolsa vamos a necesitar un saco!

Ahora tiene una tabla más alta para que se quede en su sitio, pero cuando hicimos de niñeros, todavía no la teníamos con lo que tuvimos que ingeniárnoslas para que no se la saltase: cerramos la puerta y pusimos una caja para que no rayase la puerta, arrancó la cinta con la que pegamos el cartón, se comió media caja y la esparció por toda la cocina; volvimos a abrir la puerta y pusimos la tabla y una caja grande vacía detrás, pues allá que saltó cayendo encima de la caja y quedándose espanzurrado encima de ella; lo intentamos poniendo unos cubos detrás de la caja y de nada sirvió, saltó y salieron disparados los cubos la caja y él; pusimos detrás de la tabla dos cajas esta vez llenas, pues le costó más tiempo pero al final consiguió moverlas con la pata y el hocico, hacerse un huequito y salirse por él.

Sólo lleva una semanita con nosotros y ya nos hemos encariñado todos con él, no quiero ni pensar en el día que se tenga que ir. A los ocho o diez meses le hacen una prueba de caderas para ver si es “apto o no apto” para ser perro guía y si no es apto entonces te dan la posibilidad de poder quedarte con él, nuestra amiga Supersoto que lee esto en el libro de “instrucciones” y no se le ocurre otra que quiere enseñar a Zuro a cojear para cuando vaya a que le hagan la prueba a ver si cuela y nos lo quedamos.

Bueno, de aquí a entonces sólo nos queda disfrutar con él todo lo que podamos e intentar que aprenda lo máximo posible para que nuestro canijo ejerza su futura labor estupendamente.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Si es que no se nos puede sacar...


Hoy hemos ido a un curso de Bloomberg porque queríamos usarlo para algo más de lo que sale en la foto (que es propia). Bloomberg es una herramienta financiera que te da datos de empresas, cotizaciones, bonos, etc., etc., etc. y el que lo sabía usar se ha ido de la empresa y el resto no tenemos ni idea.

Al llegar nos hicieron unas tarjetas de visitas a cada uno con nuestra foto incluida, yo dije que con estos pelos no me hacía nada y gachón lo arregló sacándome la cabeza entera menos los pelos. Para colmo, cuando miro la fotografía me doy cuenta que sale mi jefa por detrás en plan: “le he hecho a mis hijos una foto en el jardín y sale un niño, que no conocemos de nada, entre ellos”.

Nos quedamos con la boca abierta de lo impresionante que es la oficina, las paredes son de cristal con iluminaciones extrañas y, detrás del mostrador de recepción está el estudio de televisión desde donde hacen los programas para Bloomberg TV. En cuanto vi que sólo un cristal nos separaba de donde se hacen los programas pensé en ponerme detrás a hacer tonterías para que el presentador se riese, o decirle a una de mis compañeras que se sacara una teta, pero no iban a querer.

El curso, que duraba una hora y cuarto, fue un coñazo. El ponente, que era inglés, apenas hablaba el español y encima lo hacía muy bajito, por lo que me he enterado de poco. Como me aburría y las paredes eran cristales me he dedicado a mirar para todos lados. Junto a la sala donde se daba el curso estaba la sala de maquillaje y hemos visto como pintaban a dos presentadores. Pero como son de Bloomberg TV y eso no lo ve ni dios, pues no los conocíamos y tampoco fuimos a pedirles autógrafos, con eso no puedo yo vacilar en Huelva.

A la salida, mi jefa quería que el ponente viniese a darnos un curso más personalizado a la oficina y me mandó a mí a hablar con él. Como estaba con una mujer que había ido al curso, para no agobiar, me retiré e intentaba esperar a que acabasen para acercarme. Digo intentaba porque mi jefa me estuvo dando calor para que fuese, al parecer no entiende eso de que ella no es el centro del mundo. Al ver que yo no iba a arrancar hasta que no estuviese libre, se fue ella, acompañada de su perenne peste a tocino rancio, a ponerse detrás de la mujer y hasta que no interrumpió la conversación no paró. Lo que no sé es si ella interrumpió la conversación o la otra cayó desmayada por la peste, momento en que aprovechó para pedir lo suyo.

Yo cuando vi que se puso así me fui tapando con la mano la parte de debajo de la tarjeta, donde venía el nombre de mi empresa para que la gente no supiese que trabajamos juntos. Sentí tanta vergüenza que ni quise ponerme a hacer tonterías a la presentadora de televisión, otra vez será...

viernes, 19 de septiembre de 2008

Pepe va a llegaarrrrr!!!!!!!


Hoy entrará en nuestras vidas Pepe, un futuro perro guía que tendremos durante diez meses. Luego se lo llevarán a la escuela para adiestrarlo y que pueda llevar a un invidente.

Realmente no se llama Pepe, no lo sabemos aún, pero yo quiero que sea Pepe y el perro tampoco me lo dan a mí, sino a los padres de mi mujer, aunque tenemos la custodia compartida y nos quedaremos con él cuando ellos salgan porque no puede estar más de dos horas solo.

Pepe viene con todo, la cama, juguetes, comida, premios para cuando hace las cosas bien y un libro para educarlo. No sé si el libro empezará diciendo: “Muchas gracias por adquirir uno de nuestros productos”, lo que sí vienen son los comandos que hay que darle para que vaya aprendiendo. Por ejemplo, hay sacarlo para que haga sus cosas (para que mee y cague, por si hay alguien de la E.S.O.) y decirle todo el tiempo: “haz, haz, haz”, hasta que lo hace. Cuando lo lleve yo la cosa será distinta, para empezar no soy capaz de decir “haz” porque soy andaluz, le diré “ah!, ah!” o acabaré diciéndole: “amo churrita echa una meaita aquí pa to nosotros, ole mi cojoneh santo!!!!”

Esta tarde en cuanto comamos nos iremos a conocer a Pepe, yo al menos estoy deseando, tiene dos meses y es el más travieso, según nos han dicho. Me ha dado una alegría enorme que sea así, juntaremos nuestras fuerzas Pepe y yo y junto con el chaleco que tiene que llevar de “Futuro perro guía” y que le permite entrar en todos sitios va a ser la leche.

No es que el perro pueda entrar en todos sitios, sino que lo tenemos que llevar para que se vaya acostumbrando a la vida que va a tener. Puede entrar en supermercados, restaurantes, autobuses, metro, tren, etc. Si alguien le prohíbe la entrada al perro hay que llamar a la ONCE y se personan en el sitio con más perros (en plan cosa nostra, aunque no sé si estos serán perros guías o gorileros, de los que se tiran a los huevos) y explican que lo deben dejar entrar y si se siguen negando llaman a la policía y aparece Harry el Sucio a aclararle las cosas.

En el transporte público no debe pagar billete y si lo quieren cobrar vuelve a aparecer Harry el Sucio o un guardia civil con bigote a zanjar el asunto. He pensado que cuando me lo lleve a Huelva (lo que voy yo a vacilar allí con un perro con chaleco que ponga “Futuro perro guía”) lo voy a mandar en el AVE en primera clase, yo iré en coche pero él como un señor. Le diré que se meta debajo de un asiento y que sólo salga cuando escuche el carrito con las bandejas de comida.

También me quería ir con Pepe al cine a ver una película de un director alternativo chino, para que la gente dijese que qué bien se adiestra a estos perros, que hasta entienden de cine. Pero mi mujer me ha dicho que ni hablar, que si se pone a ladrar le jode la película a todo el mundo. Le dije que Pepe no ladraba, comentaba la fotografía, pero me miró mal y ya no lo llevo.

Bueno, me quedo con mi emoción y contando las horas que me quedan para conocer a Pepe, prometo poner una foto suya cuanto antes.

jueves, 18 de septiembre de 2008

El que encuentra un buen fontanero encuentra un tesoro


Con el último post de Supersoto he recordado la obra que hicieron mis padres hace muchos años para cambiar los baños y la cocina.

Un vecino estaba haciendo una obra en un local que está justo debajo de nuestra casa y nos recomendó al albañil porque era bastante bueno. Lo que no teníamos era un fontanero, pero este hombre nos dijo que podía venir su hijo por las tardes, por las mañanas era repartidor de pan. Una cosa parecida a lo de Superman, por las mañanas periodista y por las tardes superheroe. La única diferencia es que este era supergilipollas.

El pan no sé si llegaría bien o para dárselo a los pájaros, pero como fontanero era para colgarlo de la plaza del pueblo y que le escupiese todo el que pasase. Mi padre cada vez que lo veía entrar por las puertas dejaba lo que estuviese haciendo para irse detrás y tenerlo controlado. Aun así agujereó una pared con un cincel del tamaño de un lápiz, quemó dos muebles de la cocina, nos dejó cuatro días sin agua y sin poder usar los cuartos de baño, se cargó la virtud inodora del bote sinfónico y cada vez que un vecino iba al baño nos comíamos sus pestes (y no había ni uno estreñido!!!), al vaciar el lavabo se iba todo a la bañera, etc. Sólo faltaba que al darle a luz te meases encima y tuviésemos que ir con el Tena Lady como Concha Velasco.

El vecino del local de abajo nos dejó las partes del techo que daban al bajante del edificio sin poner para que al fontanero le fuese más fácil trabajar. Se lo agradecimos mucho aunque él todavía se estará arrepintiendo de lo que hizo.

Al artista del soplete no se le ocurrió otra que cortar las tuberías que unen el WC con el bajante del edificio y luego colocarlo como si tal cosa hubiese pasado. Lo remató callándose como si guardase el secreto del Santo Grial.

Después de estar cuatro días sin baños ni agua, una bosa del Carrefour nos parecía un lujo y mi hermana cuando vio el WC no se lo pensó dos veces y se fue a pegar el escopetazo, dando las mismas explicaciones que el de las tuberías, ninguna.

De pronto se empiezan a escuchar gritos de los que solo se entendía: “cago en dios”, “su puta madre”, “y yo qué sé cojones”. Mi madre se quedó blanca, estaba ya al límite del sufrimiento con todo lo que había pasado y no quería ni pensar en lo que le iba a venir.

Corrimos al baño de donde venían las voces y no pudimos aguantar la risa al enterarnos de que mi hermana, al tirar de la cisterna y no estar el WC conectado al bajante, le tiró toda la morterada al vecino en la cabeza que estaba abajo montando la tienda.

Por si alguien se lo pregunta, la relación con el vecino sigue siendo excelente.

Moraleja: hay que saber perdonar aunque te cubran de mierda y, la más importante, lleva siempre casco e impermeable.

martes, 16 de septiembre de 2008

La dieta y el ejercicio


Me he puesto a dieta por segunda vez en lo que va de mes, cuando volví de las vacaciones lo intenté, pero entre una cosa y otra me metía entre pecho y espalda todo lo que viese.

Pero este sábado tuve una revelación, vi la luz y entendí que ese minuto sería un punto de inflexión en mi vida. De madrugada me levanté a ir al cuarto de baño y un espejo me devolvió mi reflejo, sólo iba con unos calzoncillos (todavía me duran los que me compró mi madre) y me vi una barriga enorme. Con la carajera del sueño pensé que cuando mease todo volvería a la normalidad, pero cuando evacué nada había cambiado. Al levantar la vista y ver la cara de dormido y los pelos alborotados, me asusté pensando que había un gorila tras de mí, pero como los monos no llevan calzoncillos de flores me fui a la cama con la cabeza gacha pensando que si no hacía algo en breve tendría un problema de vista en breve, dejaría de verme los huevos.

No sólo estoy comiendo menos y más sano, sino que he empezado a hacer ejercicio con la Wii Fit. La compré este verano cuando estaba de vacaciones y la relación no tuvo un buen comienzo. Primero me pesa y me dice que soy un poco obeso, que mis carnes las tengo, pero también soy ancho de espaldas. No es que esté con la típica excusa de que me pesan los huesos más de lo normal como dice una tía mía, que como mi abuelo era carpintero, ella dice que no se lavaría bien y entonces salió con serrín en los huesos. ¡Serrín, los cojones!, lo que tiene es que no deja de comer desde que se levanta hasta que se acuesta y es más grande que un solar.

Después de decirme que soy obeso hago un test de equilibrio y me asegura que voy por la calle tropezándome, le dije que sí, que cada vez que veía el culo de su madre me daba contra una farola (si eres mayor de 18 años, pon delante de madre “puta”).

Como no he encontrado el ticket de compra y no la puedo devolver he empezado a usarla y espero hacer todos los días un poco de ejercicio, visualizando, como dice mi entrenadora virtual, el cuerpo que voy a tener. El problema es que cada vez que me dice eso me acuerdo del Pozí y me veo a todo el mundo pasándome el cupón por la joroba.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Las enfermeras no podrán olvidar mis "bajos comerciales"


Voy a contar una historia que, por lo humillante, debería ser igual de secreta que la fórmula de la Coca Cola, pero como ya la he contado tantas veces, qué más da que salga en internet también.

Me llamaron un viernes para hacer una entrevista en el que sería mi primer trabajo aquí en Madrid. Yo aun vivía en Huelva así que vine en AVE y volví en coche con una prima mía. No sé qué dije o hice en la entrevista que les convencí y me dijeron que empezase el lunes. No tenía piso donde vivir, así que pedí empezar el miércoles para tener al menos dos días para buscar alojamiento, mientras me quedaría en casa de mi primo.

Entre unas cosas y otras, que se resumen a perdernos en incontables ocasiones por la M30 y 630 kilómetros de viaje, llegué a Huelva a la una de la mañana y tenía día y medio para preparar la mudanza.

A mi madre no sé qué le entró por el cuerpo que me despertó el sábado muy temprano para que nos fuésemos a una tienda que tenía los calzoncillos de rebajas. Se pensaría que me habían contratado de doble de Supermán y tendría que llevar siempre los calzoncillos por fuera. Tal vez pensó que los de aquí hablan fino porque llevan los calzoncillos nuevos, no lo sé.

Llegamos a la tienda y efectivamente estaban a muy buen precio, pero a cada cual más feo y mi madre no hacía más que cogerlos por puñados animada por la dependienta que se iba a ganar una semana de permiso por ser capaz de vender aquel lote.

Viendo que entre mi madre y la dependienta me iban a forrar mis partes nobles con esos horrores de prendas me puse serio y dije que ni hablar, que algunos vale porque uno tiene la vergüenza bajo cero, pero que otros nada. Y me dice la dependienta:

- Hombre, tampoco son tan feos, no son unos Calvin Klein, pero por este precio.
- Mira chocho- le respondo- hoy es sábado, imagínate que vas a la discoteca, ligas y cuando el muchacho se echa los pantalones abajo lleva estos calzoncillos. ¿Tú qué piensas?
- Buenoooo, este y este no te los lleves…

Al día siguiente salí cargado con dos maletas y tres calzoncillos menos que los que llevaron para las tropas americanas en Irak, un solo traje y tres corbatas. Lo esencial era que llevaba muchos calzoncillos para poder afrontar mi vida en la capital y adaptarme sin problemas.

Al cabo de unos meses, la tensión se me pone por las nubes y me hacen muchas pruebas médicas para tratar de encontrar la causa, ya que era muy joven y no consumía drogas (mi sueldo sólo me daba para esnifar poleo-menta como le dije a la médico que me preguntó si tomaba coca).

En mitad de todo este laberinto de médicos, pruebas y hospitales, me llaman de la Clínica la Moncloa diciéndome que en la resonancia que me hicieron hay partes que no se ven bien por un fallo con la máquina y me dan citan para repetirla.

El día de la cita me planto yo cinco minutos antes con mi traje, mi corbata, mi abrigo de paño y mi ordenador; hecho un gentleman. Una enfermera me pasa a un vestuario y me pide que desvista por completo salvo los calzoncillos y los calcetines y que me cubra las vergüenzas con una bata blanca abierta por la espalda que no dejaba nada a la imaginación.

Al bajarme los pantalones me doy cuenta que los calzoncillos que llevaba era de los más feos que me compró mi madre. De color naranja butano y con unas palmeras de fuegos artificiales amarillas y azules.

Traté de tranquilizarme repitiéndome que con la bata no se iban a notar pero no lo conseguí, en el fondo sabía que tenía los huevos como las Vegas. Me armé de valor y salí del vestuario disfrazado de gusiluz justo cuando la enfermera venía por el pasillo leyendo lo que supongo sería mi historial a la vez que me iba hablando sin levantar la vista.

- Vamos a ver…Pablo… ahora vas a pasar a – empieza a levantar la cabeza lentamente para mirarme a la cara pero sus ojos quedan posados en la zona “cero” y noto como trata de disimular la sonrisa o carcajada.

Sabía lo que me estaba mirando y no era precisamente “el bulto”, por dentro se estaba descojonando de mí. Mi único consuelo es que no me iba a ver nadie más.

Me lleva a la sala donde está la máquina de la resonancia y mientras me coloca una vía en el brazo me explica que a mitad de la prueba, más o menos, entrará para meterme un líquido en vena que es un contraste para que la resonancia se vea mejor. Toda esta historia se la podía haber ahorrado porque ya lo sabía de la vez anterior pero no la interrumpí porque mientras me hablaba estaba obligada a mirarme a los ojos en vez de a la “franja de Gaza”.

A mitad de la prueba, efectivamente, entra alguien (yo estaba tumbado y dentro de la máquina por lo que no veía nada) y me inyecta la solución por la vía. Hasta ahí todo normal, lo extraño es que después entrase otra persona y luego otra y así hasta cuatro.

Mientras que me cagaba en la leche que mamó la enfermera porque seguro que había avisado a todas sus compañeras para que viniesen a ver al de los calzoncillos naranja, me moría de la vergüenza y eso que me da igual casi todo.

Lo peor, si es que puede existir situación más humillante, es que cuando me levanto de la camilla veo que en la sala anexa que está separada por un cristal y donde suele estar el técnico manipulando la máquina, no sólo estaba el técnico, sino tres personas más, que no sé si eran los que habían entrado antes u otros que hubiese llamado el técnico para que viesen el espectáculo de luz.

En cuanto salí llamé a mi madre enfadado diciéndole que debía de ser consecuente con sus palabras, que había pasado toda mi infancia escuchando eso de: “lleva los calzoncillos limpios que te pasa cualquier cosa y fíjate tú qué vergüenza con los médicos” y ahora voy al médico con los calzoncillos limpios pero que le sirven de cachondeo a todo el hospital y todo por ahorrarse dos euros.

jueves, 4 de septiembre de 2008

El sexo de los castillos: los fantasmas y sus relaciones


En la sección de sexo de un programa de radio han hecho una encuesta callejera sobre la frecuencia de las relaciones íntimas. Y bueno, qué de fantasmas hay por ahí, además como es por la radio y nadie te ve la cara puedes decir lo que te dé la gana, nadie te conoce y tampoco pueden decir: ¿con esa cara tantas veces?, JA!

El que menos decía que una vez al día, pero los había de tres y cuatro veces. La “fiabilidad” de la encuesta la cubrían los locutores del programa diciendo que los entrevistados parecían gente joven y que claro, la juventud es más fogosa.

Lo que ninguno se atrevió a decir es si, primero, las relaciones eran reales, es decir, realmente había acto sexual carnal y no sólo mental, porque no vale ver a una por la calle y decir “yo a esa la daba” y contarla como si “la” hubieses dado…

La segunda es si la relación es con compañía o en la más absoluta de las soledades, porque me sé de más de uno que la tiene como el mando de un joystick y eso es de tener una ingente cantidad de “relaciones sexuales” al cabo del día, pero sin pareja de por medio. No es que tenga nada en contra del onanismo, de hecho sigo las palabras de Woody Allen: “la masturbación es hacer el amor con la persona que uno más quiere”. Lo que me jode es que lo cuenten como relaciones sexuales dejando entrever que son unos machotes de Lanzarote y que lo de José Luís López Vázquez y Alfredo Landa con las suecas era un simple detalle comparado con lo suyo. En mi opinión si el contrario en vez de estar compuesto por carne y hueso lo está por pixeles no vale.

Ahora que lo pienso, si me preguntaran a mi diría que tengo incontables relaciones sexuales al día, porque a las diez de la mañana ya he perdido la cuenta de las veces que me han dado por culo en el trabajo y las veces que las he mandado yo.

Otra que sacaron fue lo de los adictos al sexo, es una enfermedad y como tal incómoda para aquel que lo padece, pero los personajes que he conocido afectados por esta enfermedad (en prensa no en persona) son hombres famosos y guapos, como Michael Douglas o David Duchovny (el actor de Expediente X), tíos a lo que las mujeres se le tiran a los pies. Así es muy fácil ser adicto al sexo, si yo fuese adicto al sexo no sólo ninguna se acostaría conmigo sino que encima me darían 50 euros para terapia, así no se puede.

Lo que más gracia me hizo fue un oyente que llamó todo ilusionado por la noticia de que la infidelidad es debida a un gen, porque ya encontró explicación a lo “suyo”, pero con la voz que tenía, no tan solo tenía que tener el gen de la infidelidad, sino una buena cuenta corriente porque tenía una pinta de putero…

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Otra de boda


Supersoto ha contado su boda en su último post, pero como yo también fui testigo, quiero dar mi versión.

Llegó el día D a la hora H o, más bien hache y media, porque salimos un poco más tarde de lo acordado y consumimos media hora de las dos que llevábamos de sobra, al menos podíamos haber parado en el Burguer King de la carretera...
Íbamos en dos coches y en el de los “novios” el único sano era yo, me sentía como un guía de Lourdes.

Al llegar fuimos a tomarnos algo a un bar donde el cielo se juntó con la tierra cuando probé los pimientos que nos pusieron de tapa. Mientras me los comía alucinaba viendo a una mujer mayor sin dientes que se me metió entre pecho y espalda una barra de pan entera, bueno, cuando nos fuimos sólo llevaba media, y cuando volvimos ya se la había cargado entera. Y eso que le estaría costando la propia vida masticarla, pero no dejó ni un poquito para hacer un gazpacho.

Lo del Ayuntamiento fue la leche, nos mete el alcalde en su despacho y nos sienta a todos en un sofá y dos butacas (llega a ser un cura y me planteo si nos quiere preguntar si hacemos tocamientos). Nos explica, algo incómodo por la disculpa, que normalmente da un discurso en las bodas o lee algo, pero que con tan poca gente le daba “cosa” (miedo escénico).
Llegado a este punto me quedé con las ganas de levantarme, darle unas palmadas en la espalda al alcalde y decirle: "no te preocupes compadre, saca el cenicero y casamos a esta gente mientras que nos comemos un cubo de pimientos de los de antes y nos echamos un cigarrito", pero como yo no era ni novio ni testigo ni nada tampoco quise organizar aquello y pasamos a la sala de plenos y allí celebró la boda.

El salón estaba coronado por un crucifijo y dos fotos antiguas (o viejas), una del rey y otra de la reina. Hay que ver la de pelo que ha perdido el rey, no como la reina que sigue igual, ¡cómo se conserva la muchacha!

La pareja de la otra testigo y yo estábamos de fotógrafos, pero como nos daba corte subir a la tarima hicimos todas las fotos de espalda y de perfil. Yo confié en que el otro hiciese las mejores fotos y yo las que se suelen borrar, pero él pensó lo mismo que yo, así que supongo que serán un desastre. Prometo que nunca se me olvidará esa boda y siempre tendré las imágenes en mi cabeza, si alguno de los protagonistas las necesita que me lo diga y yo, muy gustoso, describiré cada situación con todo lujo de detalles.

Uno de los mejores momentos fue al salir del Ayuntamiento, que me dijo el antes conocido como novio y ahora reciente marido, que había hablado en el despacho para que el alcalde no se creyese que era extranjero o tonto y que se casaba sólo por los papeles. Podía haber sacado la tarjeta de ITV del coche también y que viesen que tenía todo en regla.

En el castillo me lo pasé en grande, primero por la cara de perro que nos puso la que pagó las entradas de ella, el marido y el hijo y luego porque me metí por todos sitios (eso sí, respetando para no estropear nada que tampoco soy un burraco).


Volvimos al bar de por la mañana porque el muchacho antes conocido como novio y ahora como reciente marido, me dijo que ponían unas tapas de panceta para morirte y soy el tipo de hombre que se me conquista por el estómago y, efectivamente, salí enamorado, aunque nos pusieron otra cosa en vez de panceta.

Después fuimos a comer y nos encontramos con el doble del Dioni, pero en vizco y con mala leche que nos quiso timar y quedarse con la tarta que nos había preparado el tío de Supersoto. Si no llegamos a decir que estábamos celebrando una boda el vizco se come la tarta escondido en los servicios del restaurante.
Lo dijimos porque yo quería que nos invitasen a algo, aunque era difícil de creer porque íbamos todos en vaqueros, el novio con barba de dos días y yo era el más arreglado porque llevaba una camisa de manga corta (hay quien dice que eso es de horteras, pero el bolsillo viene muy bien para guardar el tabaco) y recién afeitado, aunque se me olvidó limpiar los zapatos y les tuve que pasar una toallita húmeda porque tenían unas manchas desde hacía cerca de un mes.

En resumen, una gran boda, estuvimos muy bien, nos divertimos mucho, comimos demasiado y ellos están igual de casados que el príncipe y la Leti.

martes, 2 de septiembre de 2008

Vuelta al trabajo


Ayer volví al trabajo después de las vacaciones y este fue el resumen de mi día:
06:40 Suena el despertador: cago en tó los muertos. Lo apago.

06:45 Vuelve a sonar: me cago en tó otra vez y lo vuelvo a apagar.

06:50 Sigue sonando: no va a dar por culo el despertador!!!

06:55 Suena por cuarta vez: me levanto porque se está poniendo muy pesado y mi mujer está mala en la cama y tiene el oído muy fino. Sigo cagándome en tó.

07:32 Me pongo los pantalones del traje: casi no me caben, me tengo que poner a dieta.

07:35 Intento hacer el nudo de la corbata: cuatro intentos, cada vez estoy peor de memoria y habilidades manuales. Así está bien ya, si a alguien no le gusta que mire para otro lado.

07:40 Voy de camino al trabajo: tengo un deja vu, esto ya lo he vivido antes. Pienso que voy a coger un atasco de la leche pero no, llego demasiado temprano a la oficina. Me fumo dos cigarros en la puerta porque no todo en la vida es trabajar.

09:30 Me dice un compañero que se va de la empresa: joder!!!, no somos nadie!!! Entre los que se van y los que echan van a acabar quitándonos la máquina de café porque con tan poco personal no es rentable.

09:44 Llamo a un cliente:
me dice que uno de los trabajos que les hice está muy bien y que le emita el informe final; al carajo, uno menos

11:01 Se acaba un trabajo que me tenía loco: se tiene que abandonar porque una empresa no compra a la otra. Un tío se va a quedar con unos millones de euros menos. Como no soy yo me da igual.

12:53 Mi jefe me dice que le va a decir al presidente que me voy para subirme el sueldo: siempre con la verdad por delante.

16:29 Mi jefe me dice que ha colado y me sube el sueldo: no está mal pero nunca es suficiente.

19:15 Me voy a casa tan solo quince minutos después la hora de salida: creo que voy a pillar un atasco de la leche. No es así, es que no doy ni una, definitivamente hoy no es mi día.

21:23 Me llama mi padre porque mi madre le ha regalado un GPS: quiere comprarle un cargador para poder enchufarlo en la pared. Le pregunto que para qué quiere eso y me dice que para poder tenerlo cargado en casa. Le digo que si es para ir a mear con el GPS y me manda a tomar por culo.

22:17 Me tomo una pastilla para dormir porque si no me dan las tantas: me planteo si tomármela o no, porque la alegría que tengo en el cuerpo es para disfrutarla.

viernes, 29 de agosto de 2008

La boda


El último post de Novicia Dalila trata de la gente que va en contracorriente, le he dejado un comentario diciendo que cuando vas en el sentido contrario al que marca la sociedad te suelen mirar mal y recibes críticas de todos lados, así que he decido contar como fue mi boda.

Cuando mi mujer y yo decidimos casarnos, teníamos claro que no queríamos una boda de alto postín, sino algo sencillo, que todo el mundo estuviese a gusto y lo pasase bien, pero sin “mariconadas”.

Así que pasamos de buscar salones de bodas con camareros vestidos de pajaritas donde te ponen de comer dos tonterías, sales muerto de hambre y sin saber qué has comido. Buscábamos un sitio que tuviese el máximo número de habitaciones porque todo el mundo tenía que dormir por allí. Encontramos el Centro de Turismo Rural San Roque en Piedralaves (Ávila) y nos gustó desde el primer momento, tanto por el paisaje como por el trato que recibimos del personal.

El menú era bien sencillo, de entrantes: jamón, queso, pisto manchego y patatas machaconas, de segundo un chuletón de Ávila con patatas y ensalada. En un principio el chuletón iba a ser de tres cuartos de kilo pero pensamos que iba a ser mucho y lo redujimos a medio kilo. El postre era arroz con leche y leche frita.

De entrantes se podía repetir hasta la saciedad, al igual que de chuletón, el objetivo era que nadie saliese con hambre de allí y creo que se cumplió.

Una de las primeras pegas que tuvimos por parte de las familias fue que quisimos que todo el mundo viniese en vaqueros y camiseta o con ropa informal, pero la gente protestó muchísimo porque no entendían cómo no iban a ir a una boda arreglados, de hecho algunos hombres vinieron con traje y corbata y otros con traje pero sin corbatas. Entiendo que en el mundo hay muchos borregos, pero si decimos que nadie lleve corbata, no hace falta ser un Premio Nobel para entenderlo.

Lo de que el sitio no fuera un salón de bodas tampoco le entraba mucho en la cabeza a la gente, sobre todo a los padres, a pesar de que era un sitio precioso y con mucho encanto.

“Mariconadas” lo que se dice “mariconadas” no hubo ni una, había platos distintos en las mesas, el del pisto tenía un borde azul que recordaba a la serie Cuéntame, las copas eran las típicas de las tabernas, el pan estaba cortado en unas bandejas de las tiendas de los chinos, las copas del cava eran distintas en cada mesa, incluso las habías de propaganda. Pero lo que estaba dentro de los platos estaba riquísimo, el vino era muy bueno y el cava también.

A media noche se pasaron unos canapés pero nada de bandejas, sino en la caja de cartón y no sobró ni uno a pesar de que la cena había sido bastante copiosa.

Había barra libre desde la noche del viernes hasta la madrugada del sábado, por lo que la gente estuvo bebiendo cervezas, cafés y copas desde la mañana del sábado hasta la madrugada del domingo.

Casi todo el mundo durmió allí, con la comodidad que eso suponía, cuando estabas cansado tan solo tenías que ir al pasillo donde estaba tu habitación y acostarte. Además en el centro solo estábamos nosotros, no había nadie extraño que nos pudiese cortar.

Organizar esta boda nos costó sudores y lágrimas porque todo lo teníamos que hacer nosotros, al no ser un sitio especializado en bodas muchos detalles estaban elaborados por nuestras manitas. Y encima, tener que aguantar la desconfianza de todo el mundo diciendo que eso ni era una boda ni nada y que iba a salir mal.

Al final nadie se quejó (al menos que sepamos nosotros), a todo el mundo le gustó mucho el sitio, la comida y se lo pasaron muy bien, pero trabajo nos costó.

En resumen, quisimos hacer una boda que se saliese de la tónica general y mucha gente protestó y lo veía raro, pero luego se dieron cuenta de que “otro mundo es posible”.

Como respuesta a tanta crítica decidí meterme, de forma muy sutil, con las “mariconadas” que se suelen ver por ahí y escribí el menú yo:

MENÚ

Entrantes:

Triángulos curados a base de esmero
y leche de oveja (Queso).

Lonchas de pecado Mahometano
(Jamón Serrano).

Puré picante espolvoreado con
pimientos rojos secos (Patatas
Machaconas).

Festín de verduras bañadas en jugo
de hortaliza roja (Pisto Manchego).

Plato Principal:

Delicia de vacuno acompañada con
guarnición de sol y campo (Chuletón
de Ávila con Patatas Fritas y
Ensalada).

Postre:

Arroz con caldo de leche (Arroz con
Leche).

Trocitos de cielo con canela (Leche frita)

También nombré las mesas, haciendo un homenaje a Cine de Barrio:

Torrente 2
El pequeño ruiseñor
Vente a Alemania, Pepe
La Lola se va a los puertos
Sor Citröen
No firmes más letras, cielo
Los bingueros
Cateto a babor
Las chicas de la Cruz Roja

miércoles, 27 de agosto de 2008

Juani


Juani, no sé si leerás este post, pero ya no sé qué hacer ni a dónde ir, tal vez esté quemando mi último cartucho con esta carta, pero he de intentarlo. Hace días que no me hablas y cuando sale una frase de tu boca es desde la frialdad, noto el esfuerzo que haces para dirigirte a mí. No sé qué es lo que te ocurre, tu infancia no ha sido fácil, fumas desde los ocho años, circusntancia que ha perjudicado tu voz, transformándola en ronca y algo horrenda. Mas nunca me ha importado y siempre he seguido la senda que me han marcado tus palabras.

Me siento perdido en tu silencio y no paro de preguntarme el por qué de tu vacío. Le doy vueltas y revivo el pasado por si allí encuentro las respuestas, pero soy incapaz de ser iluminado por la luz del faro de tu perdón.

Siempre te defendí ante mi mujer, sabes las veces que he discutido con ella por ti y, como caballero del Medievo, alzaba mi escudo ante sus críticas y lanzaba mi espada contra ella cuando te faltaba al respeto. Le di a elegir en numerosas ocasiones entre ella y tú y siempre salías vencedora.

Desde que el destino nos juntó hemos conocido una gran cantidad de lugares, siempre ponía cualquier excusa para que vinieses conmigo, por tonta e increíble que fuese. Nunca te eché en cara que me dejases tirado en Valencia y tuviese que proseguir el camino solo hasta Murcia, es más, te recibí con los brazos abiertos cuando volviste porque, Juani, hay que saber perdonar. Un gran corazón debe conocer las vías del perdón, todo ser viviente erra en alguna ocasión y merece una segunda oportunidad y yo siempre te la he dado. ¿Cómo no iba a hacerlo si siempre has velado por mí? Cuando he rozado los límites de la legalidad, con tus suaves palabras, me has hecho volver por la buena senda.

He sido celoso contigo, no dejaba que nadie te manipulase y siempre te he tocado con la suavidad que mereces, cuidando tus formas, con la presión adecuada, esperando a que estuvieses a punto para mí, sin protestar por tu falta de conexión espacial para darme tu fruto.

Antes de conocerte ya te tenía idealizada, ya sabía que serías para mí, me imaginaba a tu lado, compartiendo vivencias y caminos, he sido muy feliz a tu lado, me dabas seguridad en mi caminar. Ahora, he de leer tus expresiones porque el vacío de tus palabras no pronunciadas me pierde. Me consuela que en este tiempo he aprendido a conocerte, mas me faltan tus palabras, sin ellas me es difícil llegar a buen puerto.

Por favor, estés donde estés, si lees esto dame una segunda oportunidad, comunícate conmigo, no sé qué será de mi si esta situación se prolonga, ni tan siquiera sé dónde llevarte para arreglarlo, porque ya me dirás para qué cojones quiero yo un GPS que no me hable!!!!

lunes, 25 de agosto de 2008

Mecánico


Vengo de llevar una motosierra a arreglar porque la cadena no giraba. Necesitaba tenerla cuanto antes, así que he llamado a varios servicios técnicos para que me dijeran si me lo tendrían lista antes del jueves. Uno de ellos me dijo que la llevase y me la miraría.

Cuando le di el aparato al mecánico se fue a la parte de atrás del taller, la abrió y en tres minutos (la mitad del tiempo que tardo yo en arrancarla) vino con ella arreglada y, para refregármelo, la arrancó delante mía, como diciendo: mira tonto lo que yo soy capaz de hacer y tú no. Dijo que estaba la cadena enganchada y que a lo mejor yo le había dado al freno sin querer y que por eso no funcionaba. Con la sensación de que el tío pensaba que yo era gilipollas, le pregunté que qué le debía y me clavó 10 euros. La cara que puse confirmó que realmente soy gilipollas.

Por tres minutos de trabajo me cobró diez euros y ni siquiera se manchó las manos. Entiendo que hay que saber qué es lo que le pasa, cuál es el tornillo que hay que apretar y todo eso que hace que un profesional sea un profesional, lo que me jodió es que no fuese yo el mecánico.

Dejé una ingeniería a medias, estudié luego Administración y Dirección de empresas y trabajo como consultor en una de las áreas que más se cobra al cliente y ni de lejos cobro 10 euros por tres minutos de trabajo.

Si es que yo debería haberme hecho fontanero, mecánico o electricista, tener mi propio taller con todas las herramientas colgadas en la pared y con su contorno dibujado para saber cuál es el sitio de cada llave. Tener colgado en la pared un póster amarillento con las esquinas reparadas con cinta aislante en el que saliese una rubia con el pelo escaldado y enseñando las tetas mientras aguanta una llave inglesa.

Cambiaría el traje y la corbata por un mono azul lleno de grasa y con los bolsillos fondados de meterme las herramientas y el fajo de billetes que iba a ganar cada día. Las manos siempre llenas de grasa ensuciando los cigarros que me fumaría dentro de mi taller, a tomar por culo la ley antitabaco!!!, ¿alguien ha visto un buen mecánico que no tenga un cigarro siempre en la boca?

El problema es que no tengo ni idea de motores ni de coches ni de nada que haga brum, brum. Esto hace que viva situaciones muy ridículas como cuando un amigo se compra un coche y me abre el capó para que lo vea (qué manía más tonta tienen algunos en hacer eso) lo único que hago es tratar de ver el suelo entre las piezas del motor y apretar las manos en señal de victoria cuando descubro la varilla del aceite. Otra es cuando llevas el coche al taller y te dejan una bolsa con las piezas que han cambiado, ¡por lo que me ha cobrado me podía dejar una caña de lomo y tirar ellos las piezas a la basura!

La profesión de mecánico es mucho más social que la mía, por ejemplo, si vas por la carretera y ves un coche averiado te puedes parar y echarle una mano, o arreglarle el coche a tu suegro y ganártelo. Si estás en un restaurante, nunca escucharás la pregunta de ¿hay algún contable en la sala que no sabemos si el IVA a aplicar es del 7% o del 16%? No es lo mismo.

Para mí ya es tarde, pero me gustaría que mis hijos fuesen unos buenos profesionales de la mecánica, la fontanería y la electricidad porque seguro que me retiran y además tendré mano de obra gratis, porque por un padre lo que sea…

jueves, 21 de agosto de 2008

El amor verdadero


Al principio de una relación todo es perfecto, por ejemplo, vais a elegir un restaurante para cenar y aunque te mueras de ganas por ir al Burguer King porque por un euro más te dan una taza de Spiderman, dices:

- ¿Dónde te apetece cenar que a mí me da igual?

Y te lleva a un vegetariano y piensas que eres la persona más afortunada del mundo, eso sí, hay que guardar el secreto porque como se entere tu madre ya las ha liado, después del pitostio que montas cada vez que pone espinacas.

Cuando empiezas todo son atenciones, sales de casa duchado, afeitado, te pasas esa bola por el sobaco (desodorante) e intentas que la rompa esté en conjuntada. A ella le pasa lo mismo, llega impecable, maquillada y oliendo bien, aunque lo de oler bien depende de los gustos, porque hay más de un perfume que ha inspirado su fragancia en el cucal aerosol.

Es curioso como en las primeras citas actuamos como si fuésemos clics de playmobil, ni siquiera se nos ocurre entrar a un servicio a orinar, o sonarnos los mocos y poco a poco vamos dando ejemplos de índole escatológico pero siempre refiriéndonos a un amigo: “no veas cómo se va por la patilla mi amigo Pedro, parece un pava de Bolivia”.

La cosa cambia cuando ya te vas a vivir con la otra persona y ya no estás todo el tiempo arreglado y afeitado. Al levantarte por la mañana no sólo tu aliento es capaz de matar al doberman del vecino, sino que cuando te miras al espejo deduces que el hombre no viene del mono, sino que va hacia él.

Sinceramente esta es la parte de la relación que más me gusta, porque es cuando puedes ser tu mismo, al igual que la otra persona. Es cuando más valoras al contrario, porque ya la has conocido como un maniquí del Corte Inglés y ahora ha bajado del pedestal y es una persona normal y corriente.

Pero cuando realmente conoces a la otra persona y verdaderamente sientes que tu casa es un hogar es después del primer cuesco. Una vez que alguien de los dos rompe el hielo y el otro lo sigue quebrando, podemos decir que la relación ha alcanzado su punto de madurez exacto.

Mi teoría es que no puedes confiar en una persona con la que llevas varios años si nunca la has escuchado peer, porque es que no es humana, mismo es un robot que ha venido a absorber tu inteligencia, meterla en un bote y llevarla a un centro de investigación de la NASA. También puede tener problemas de gases, pero ya no es tan chulo como lo anterior.

Otra cosa que también marca mucho la confianza en la relación es cuando puedes decir libremente que te ha dado un apretón y tienes la libertad de ir corriendo al baño mientras aprietas el culo. Si para estos menesteres tienes que inventar una excusa del tipo “voy a ver si la luz de la habitación funciona y creo que tardaré un rato”, mejor que lo dejes todo y te vayas a vivir solo.